El Miércoles Santo no se entiende en Zaragoza sin la celebración del Encuentro que llevan a cabo La Dolorosa y El Calvario. Y es que aunque se remonta a nada menos que 1729 no fue hasta 1941 cuando se comenzó a realizar en miércoles. La borrasca procedente de Portugal que desarmó las procesiones en las ciudades andaluzas hizo una excepción con Aragón, aunque hoy no habrá más remedio que abrir paraguas y ver muchos pasos en sus templos. El patrimonio hay que cuidarlo.

La Dolorosa gubiada por Manuel José Calero en 1949, la primera en representarse con lágrimas en el rostro en la capital aragonesa, se encontró con un Jesús con la Cruz a Cuestas (Tomás Llovet, 1818) que el pasado Lunes Santo tuvo que refugiarse en Santa Engracia por el intenso aguacero caído a primera hora de la noche. Fue a las 00.00 horas en punto, en el marco incomparable de la plaza del Pilar con la basílica iluminada como fondo. Hizo frío, como también es tradición, pero en esta ocasión el aire que sopló no molestaba. Muchos llegaron a la misma conclusión: mientras sople el cierzo no hay peligro de lluvia. Se cumplió ese deseo entre los allí presentes que pudieron disfrutar de un Encuentro que repitió el cambio llevado a cabo el pasado año en el que se mejora la visibilidad del público. Ya no hay espaldas que ver, solo los ojos de La Dolorosa y de Jesús del Calvario unidos.

Un gesto que se completó con un fuerte abrazo entre los hermanos mayores de ambas cofradías, Fernando Saldaña y Jorge Guillén, y con el intercambio de toques y redobles de bombos y tambores de las respectivas secciones de instrumentos. Nada menos que unos 1.300 cofrades participaron en este acto que hizo vibrar a los allí presentes. El incienso dulce de La Dolorosa fue la guinda para crear un ambiente de recogimiento casi místico.

Antes de este popular acto, La Dolorosa salió de su sede canónica. Lo hizo después de que una de sus hermanas cantara el Ave María de Franz Schubert y pusiera los pelos de punta entre las personas que acudieron a la plaza del Justicia. Fue el prólogo de lo que iba a pasar tres horas después. Allí se leyó el primero de los siete dolores que sufrió la Virgen. Unas predicaciones que los hermanos de la Cofradía de San Joaquín y de la Virgen de los Dolores sienten especialmente de cerca. Una de ellas, la del tercer dolor, enmudeció a su hermano mayor, puesto que fue leída por su hijo.

Paralelamente, El Calvario salió de la iglesia de Santa Engracia. Una de las cofradías más multitudinarias de la capital aragonesa que hizo retumbar las calles del centro de camino a la plaza del Pilar. Los tres pasos que representan las tres caídas salieron a la calle.

OTRAS PROCESIONES

La Dolorosa y El Calvario no fueron las únicas cofradías en procesionar en la noche del Miércoles Santo por las calles zaragozanas. La Armagura salió a las 21.30 horas de San Felipe, donde regresó cuando pasaban 30 minutos de la media noche. Especial fue el momento en el que los hermanos, acompañados de muchos zaragozanos, realizaron el acto de la Amargura. A la misma iglesia llegó, tras realizar su silenciosa procesión rota por las matracas, el Ecce Homo.

Las Negaciones sacó el paso completo de Jesús de la Soledad, ya que estuvo acompañado de las nuevas tallas de San Pedro y un gallo. Lo hizo desde el barrio de Miralbueno hasta llegar a San Cayetano de cara a participar en la procesión del Santo Entierro. Por su parte, La Llegada y La Humildad realizaron respectivos vía crucis por los barrios a los que pertenecen, Oliver y La Magdalena. Tampoco faltó gente que quiso acompañarles, especialmente al Señor de La Humildad con su paso a costal. Las Siete Palabras completó la jornada con el traslado del Cristo de Miñarro desde el Pilar a San Cayetano. Los ministriles dieron solemnidad a este austero y bello acto.