Llegó el Viernes Santo y con él la procesión general del Santo Entierro. Los más de 26 grados de temperatura y las ganas de volverla a ver tras los años de parón pandémico la convirtieron en multitudinaria. El desfile con las 25 cofradías que conforman la Semana Santa zaragozana volvió a discurrir por las murallas romanas que sirvieron de improvisadas gradas, ya que muchos ciudadanos las eligieron para ver desde la mejor posición posible.

El recorrido partió a las 18.00 horas de la Iglesia de Santa Isabel de Portugal para discurrir por la calle Manifestación, murallas romanas, calle Salduba, calle Alfonso I, plaza del Pilar, plaza de La Seo, plaza de San Bruno, y seguir por las calles Sepulcro, San Vicente de Paúl, Mayor, Refugio, San Jorge, San Vicente de Paúl, Coso, Santa Catalina, plaza de Los Sitios, calle Costa, plaza Santa Engracia y bajar por paseo de la Independencia.

Desde este céntrico paseo siguió por las calles Albareda, Bilbao y Casa Jiménez para avanzar por Espoz y Mina, Manifestación, plaza del Justicia y finaliza en la iglesia de Santa Isabel de Portugal hacia las 23.00 horas.

La cofradía de La Entrada por la plaza del Pilar. JORGE SESÉ

Esta procesión se ha suspendido en alguna ocasión debido a las condiciones meteorológicas. La decisión se acuerda por el Capítulo de los Hermanos Receptores, integrado por los 50 cofrades de la Hermandad de la Sangre de Cristo, que es la organizadora de esta procesión de Viernes Santo.

No obstante, en caso de suspenderse se suele decidir que permanezca abierta la Iglesia de Santa Isabel de Portugal, popularmente conocida como San Cayetano, para que los cofrades y los fieles pudieran visitar y venerar el paso del Cristo de la Cama. En los años 30, los años 40 y los 70 del siglo XX también hubo alguna ocasión en que las condiciones meteorológicas impidieron el recorrido de la procesión más multitudinaria de Zaragoza y en los años 80 alguna cofradía decidió no participar.

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El Santo Entierro de Zaragoza, en imágenes Jorge Sesé

No hizo falta y transcurrió por las calles de Zaragoza con normalidad, incluso con bastante calor en la piel de los cofrades ataviados con hábitos, capirotes y terceroles. El final lo puso el Cristo de la Cama que iba portado por la sección del Cristo de la Cama de la Hermandad de la Sangre de Cristo que destacó porque junto a su corona real y el rosetón con la medalla de Héroe de los Sitios llevaba una corona de laurel. Un gesto que quisieron tener sus hermanos ante la imposibilidad este año de realizarse un besapiés. Tras él discurrieron en comitiva los hermanos mayores de las cofradías, mandos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, el arzobispo de Zaragoza y pregonero, Carlos Escribano, y el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón.

A partir de las 00.00 comenzará la procesión de la Soledad que la Dolorosa realizará estrenando su talla de la Virgen de la Divina Gracia.

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