Llegó la mañana del Viernes Santo y los bombos y tambores de las Siete Palabras volvieron a ser los protagonistas en Zaragoza. Y por supuesto su riqueza patrimonial, en la que resalta un crucificado realizado por uno de los más importantes imagineros contemporáneos, el sevillano Juan Manuel Miñarro.

Las calles volvieron a llenarse de familias que no faltaron a la cita de esta hermandad creada en 1940 y que fue la introductora del característico sonido del Bajo Aragón en la Pasión Zaragoza. No hubo ninguna parte del recorrido en el que sus 1.250 cofrades estuvieran solos, destacando la plaza del Justicia desde la que hizo su salida y la del Pilar, los momentos masivos de la cita.

Muchos combinaron la procesión con el vermut. Muestra de ello los bares por los que dicurrió Las Siete Palabras estaban llenos hasta la bandera. Día de vigilia en la que no faltaron las croquetas de bacalao y los platos de calamares, un olor que se mezclaba con el del dulce incienso de lo pebeteros de esta hermandad.

Cristo de la Séptima Palabra. L. M. G.

El característico hábito verde y blanco tiñó otro año más bajo un sol resplandeciente el casco histórico de la ciudad mientras muchos esperaban mesa para comer en familia y terminar el día con la procesión general del Santo Entierro. La capital aragonesa tiene una de las más importantes procesiones hispanas porque presenta el relato de toda la pasión, con una escenografía devocional cuidada.

Los pasos de Las Siete Palabras saldrán por la tarde en dicha procesión y el realista Cristo de la Séptima Palabra, el realizado por Miñarro, congregó la mayoría de las miradas mientras iba a los hombros de casi una treintena de hermanos que sustentan un paso de madera sobrio y elegante que destacan una imagen en la que su mirada recuerda al Cachorro de Sevilla.

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Viernes Santo en Zaragoza, en imágenes

Y una curiosidad casi inapreciable. Por el lado derecho de su serpeante corona se puede apreciar la dorada concha de un caracol, símbolo de la lenta agonía, de la muerte a la que Jesucristo con su sacrificio vence.

No es la única riqueza patrimonial que esta cofradía saca a la calle. Cuentan con el paso de la Tercera Palabra, un calvario con la Virgen y San Juan Evangelista realizado por Félix Burriel en 1948; el de la Quinta Palabra, que representa el pasaje de la Sed de Cristo que fue realizado por Francisco Liza Alarcón en 1989, y otro en el que figura un crucificado con la mirada baja, aún vivo. Este fue realizado por los talleres de Jesús Fernández, de 2001.

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