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Exaltación de instrumentos infantil: "Es un orgullo que sigan la tradición familiar"

Más de 600 niños participan en la 30º edición del encuentro musical previo a la Semana Santa

Eva García

Eva García

Había nervios. Muchos, pero aún así todo ha salido redondo. Y prueba de ello ha sido que los aplausos han sido continuos. Silencio respetuoso tras cada participación y ruido y vítores tras la marcha. Más de 600 niños, algunos no levantaban más de un metro del suelo y ya portaban su tambor con gran brío, han participado esta tarde en el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza en la exaltación de instrumentos de la Semana Santa, la hermana pequeña de la celebrada la semana pasada, en esa ocasión de adultos. En el programa, las marchas que luego se escucharán en las procesiones, pero también ha habido algún estreno, como el dedicado a los superhéroes.

La cantera promete, hay futuro ya que han superado los nervios e incluso a muchos se les veía disfrutar en la pista pese a que tenían a más de 3.000 personas escuchando. Llevan mucho tiempo ensayando para que todo saliera perfecto. Y así se ha notado en el resultado, donde los pequeños despistes han pasado desapercibidos para la mayoría.

 Candela tiene 7 años y pertenece a la Exaltación de la Santa Cruz. Toca el tambor como sus hermanas, Lucía, de 13 e Inés, de 16. Todas llevan ya varios años participando en esta jornada porque “viene de familia” y aunque han asegurado que estaban nerviosas por salir las últimas, también estaban convencidas de que iba a salir bien. A Candela, la benjamina de la familia, la actuación de las otras cofradías “me gusta mucho”, ha dicho. Su objetivo, “pasármelo bien”.

A sus 11 años, es el cuarto año que Jorge participa en la exaltación. También le viene “de familia”, ha reconocido este chaval, que pertenece a las Siete Palabras. Había inquietud antes de la actuación y es que para él es “difícil y fácil”, aseguraba. Difícil porque “si fallas complicas a todos los compañeros” y fácil porque “si tocamos sincronizados sale muy bien”, decía, antes de afirmar que ensayan mucho.

Ana (13 años) también es de la misma cofradía, a la que pertenece “desde que nací” y desde entonces ha tocado todos los años porque “es tradición desde pequeña”, solo no pudo en los años de la pandemia, que lo echó de menos.

A muchos de los pequeños esa afición les viene de sus padres y abuelos, pero no a todos. Cían, de 10 años es el único de su familia que pertenece a una cofradía, la de La Eucaristía. Además, ha sido su primera vez en la exaltación y ha pasado “bastante vergüenza” en la pista al tocar ante tanto público. Además, se le ha roto el parche del tambor, señal de que “lo ha dado todo”. Se apuntó el año pasado tras hacer la comunión en el Perpetuo Socorro. Allí le hablaron de la cofradía y decidió apuntarse. Durante los ensayos y la Semana Santa toca el tambor y el resto del año, la batería.

Entre el público, grandes fans de la cofradía correspondiente, a la que animaban con pancartas y todo pero los aplausos iban hacia todos. Y es que no había competencia ya que, a diferencia de los adultos, aquí no hay concurso. Es, el placer de tocar y de escuchar. De hacer fotos vídeos para el recuerdo.

 A Ana se le notaba el orgullo en la voz. “Es una emoción muy grande”. Ella es cofrade de la Coronación de Espinas, su marido también, sus hijas y ahora sus nietas, Alexandra y Jara, de 5 y 9 años, las que tocan el tambor. “Es lo único que han vivido, fútbol y cofradía” señalaba porque “es un orgullo que las niñas sigan” con la tradición familiar.

Susana había acudido a ver a sus hijas, que, como ella pertenecen al Prendimiento. Es el primer año que participan y, según su madre, estaban “muy nerviosas” antes de participar, tanto como “orgullo” sentía Susana por verlas tocar.

Cerca de ella estaban tres amigos, miembros de La Columna. Ellos se habían acercado al Príncipe Felipe para apoyar a los pequeños, ya que hace unos años ellos también participaban en la exaltación. Ahora no, pero siguen teniendo esa pasión. Una pasión que cuenta con una gran cantera.