El cierzo amainó en una noche de Lunes Santo zaragozana que no dejó de ser fría en cuestión de temperaturas, pero no de fervor popular. Las siete cofradías en nómina salieron a las calles de sus respectivos barrios para realizar sus respectivos vía crucis. Volvieron a sobresalir El Calvario, El Nazareno y Las Siete Palabras a golpe de tambores, bombos y envueltos de un incienso que el aire expandió rápidamente a modo de anuncio de lo que iba a llegar. La jota, en forma de oración, también estuvo muy presente

Con la puntualidad que año tras año demuestran, la cofradía de capa burdeos salió de su sede canónica en la céntrica basílica menor de Santa Engracia. Poco a poco fueron saliendo las diferentes secciones de instrumentos, hermanas de mantilla y hachas. Todo ante la atenta mirada de su hermana mayor Carmen Gracia y de un arzobispo de Zaragoza, Carlos Escribano, que rememoró cuando era párroco de esta iglesia pero ahora como hermano honorario que acaba de ser elegido. Se le vio rezar y disfrutar, pues es muy habitual verlo entre la multitud como uno más viendo procesiones. 

Las cornetas adelantaron lo que iba a venir, la salida de la peana llevada a varal que representa a Jesús en su Primera Caída. El color de la vela natural volvieron a ensalzar el rostro de esta talla realizada por Manuel Reina. Mientras los siete pebeteros creaban un ambiente místico, este paso ocupó un lado de la portada renacentista del templo mientras salía la Caída del Señor para escoltar al titular Jesús Camino del Calvario que realizara Tomás Llovet en 1818. La renovada plaza de Santa Engracia hizo el escenario perfecto. En su procesión de Las Tres Caídas llegaron a la iglesia de Santiago donde la cofradía de La Columna le esperaba para realizar un encuentro con la Virgen de la Fraternidad. Volvió a ser especialmente emotiva la comunión entre tambores y bombos de ambas cofradías. 

En paralelo a la salida de El Calvario salió El Nazareno con una de las tallas más devocionales de la Semana Santa de Zaragoza. No es para menos ya que data del siglo XVII. Este cautivo procesionó escoltado por la Policía Nacional junto al paso de estilo murciano que representa la conversión de María Magdalena. Recorrió las calles de La Magdalena de camino a la iglesia de San Cayetano dejando imágenes únicas de vecinos asomados a ventanas y balcones de forja. Muy especialmente en la plaza de La Magdalena donde Michel Serrano y Maria Pilar Visiedo le cantaron jotas

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También por las calles del casco histórico realizó su vía crucis las Siete Palabras con su peana. Sus tradicionales capirotes verdes inundaron las calles a golpe del instrumento que mosén Izquierdo trajo del Bajo Aragón y se extendió a casi el resto de las 25 cofradías que conforman la Semana Santa de Zaragoza. 

De esa zona, en concreto de Samper de Calanda viajaron decenas de bombos para acompañar en el vía crucis parroquial de la iglesia de Los Dolores, en el barrio de Montemolín. No era para menos, la talla cumple 100 años en esta zona tan relacionada con el carbón turolense. La Dolorosa, por su parte, realizó la procesión del Recuerdo en el colegio Compañía de María. Y así fue sucediéndose un Lunes Santo muy de barrio como las cofradías de La Llegada en Oliver, Las Negaciones en Miralbueno y La Exaltación en Casablanca.