Zaragoza venera a su Cristo resucitado por “la Gloria de la Pascua”
Con un sol radiante y los rostros descubiertos de la procesión del Glorioso Encuentro se cierran por todo lo alto la Semana Santa en la ciudad

En imágenes | La procesión del Encuentro Glorioso cierra la Semana Santa en Zaragoza / RUBÉN RUIZ
No ha podido disfrutar más Zaragoza de su Domingo de Resurrección con una mañana de sol radiante que le ha servido para recibir con los brazos abiertos a Cristo resucitado, el mismo al que este Viernes Santo se le despedía entre silencio y lágrimas y al que en esta jornada se acompañaba ya con el rostro descubierto, los capirotes y terceroles ya descansaban sobre el hombro, en la emotiva procesión del Encuentro Glorioso. Ha sido también la jornada de los abrazos de despedida entre los hermanos cofrades hasta la Semana Santa del año que viene, una sensación, la de esta melancolía por los días de fervor y de devoción que se van, que se ha conjugado a la perfección con la emoción despertada por el encuentro de Cristo resucitado con Nuestra Señora de la Esperanza.
Pero, antes de que se escenificara esta última escena en la plaza del Pilar, los cofrades de la Real Hermandad de Cristo Resucitado y Santa María de la Esperanza y del Consuelo han disfrutado de los ultimísimos preparativos a las puertas de la iglesia de San Cayetano hasta que han sido llamados a filas al interior del templo. Un tiempo que han aprovechado los feligreses para hacer balance de estos días, anunciar que el pequeño de la familia ya procesionará al año que viene y repartirse todavía más abrazos, tal y como se escuchaba en la plaza del Justicia hasta que las puertas de la Iglesia se han abierto puntuales a las 11.15 horas mientras los decibelios disminuían al acercarse ese ansiado momento.
Entonces se han abierto de par en par las puertas de la iglesia de San Cayetano levantándose en ese momento una alargada ola de móviles que un padre ha romantizado de corazón al elevar a su bebé en el aire para que pudiera impregnarse de la pulcritud de su primera Santa Santa. Y no ha transcurrido más de un cuarto hora hasta que, por fin, Nuestra Señora de la Esperanza ha abandonado la iglesia y su incienso ha comenzado a recorrer el corazón de Zaragoza con el inicio de la procesión una vez se ha glosado un breve pasaje bíblico en el que se recordaba el motivo de festejo en este Domingo de Resurrección: “la Gloria de la Pascua”.
Un séquito de mantillas
En la plaza del Pilar aguardaban miles de zaragozanos y de foráneos que esperaban ansiosos la llegada de las buenas nuevas cristianas de la mano de Nuestra Señora de la Esperanza, escoltada la Virgen por un séquito de mantillas en las que ya no había sitio para el luto, sino para el blanco de la Gloria por la resurrección de Cristo. Con él se ha encontrado la Virgen bajo la atenta mirada de muchos devotos a los que se les han escapado lágrimas de emoción cuando han presenciado el cara a cara de una madre con su hijo resucitado, el mismo al que este mismo Viernes Santo había visto perecer en la cruz.
Eran lágrimas también de “alegría”, como tantas veces ha emanado el término de la boca del arzobispo de Zaragoza, Carlos Escribano, al repetir hasta la saciedad la palabra “aleluya” para agradecer a Cristo haber llenado “el mundo de alegría” con su resurrección. “La Semana Santa no termina aquí, es el inicio de un nuevo caminar movidos por la responsabilidad de construir una Iglesia viva en la que seamos testigos del amor de Cristo. La alegría y la esperanza llena nuestros corazones pues celebramos el triunfo de Cristo sobre la muerte. Su resurrección es el pilar de nuestra fe, el motivo de nuestra esperanza con la confianza serena en nuestro Dios salvador”, ha deslizado Valle Laya, quien fuera hermana mayor de La Humildad y actual vocal de la Junta de Cofradías, una ocasión que no ha desaprovechado para lamentar esa “sociedad en la que se da la espalda a la fe”.
Entre aplausos y jotas, exhibición de folclore regional a los pies de un símbolo de la tierra aragonesa, ha continuado esta jornada de devoción y de “alegría” hasta que los hermanos cofrades han reanudado su marcha con destino al colegio de Agustinos. Allí se ha puesto fin a esta Semana Santa entre ese sentimiento de melancolía por lo vivido, pero, como se ha repetido esta mañana, hoy empieza todo.
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