El tatuaje de Adrián Liso que enamora al zaragocismo

Adrián Liso irrumpió en el primer equipo del Real Zaragoza hace apenas unos meses y en el arranque de esta temporada está confirmando lo que era un secreto a voces: es una de las joyas de la corona de la entidad blanquilla. Y es que lo tiene todo para triunfar en La Romareda. Desborde, descaro, juventud y pasión por los colores que defiende.

Sabía lo que hacía Víctor Fernández cuando lo hizo debutar en el tramo final de la pasada temporada, donde el zaragozano cumplió con nota los algo más de 700 minutos que disputó en los 12 encuentros en los que tuvo protagonismo, anotando dos dianas. Un año muy especial que comenzó para el juvenil siendo un puntal básico del Deportivo Aragón en Segunda Federación, demostrando su excelente talento.

Liso siempre ha demostrado que el Zaragoza es el equipo de su vida, pero por si todavía quedaba algún despistado con alguna duda, el extremo la ha despejado de manera radical.

El canterano luce en su brazo izquierdo un tatuaje donde se le puede ver a él mismo vistiendo la elástica zaragocista acompañado de dos fechas: el 17 de marzo de 2024 y el 20 de abril de este mismo año. Ambas corresponden a dos momentos con el que todo canterano sueña.

El primero es su debut con el primer equipo. En su primera convocatoria, Víctor le hizo saltar al terreno de juego de La Romareda en el minuto 75 de partido frente al Espanyol sustituyendo a Mollejo. El marcador reflejaba una derrota por el gol del exzaragocista Puado en los primeros compases de partido que, lamentablemente para los intereses blanquillos, no se movió en los 90 minutos.

El segundo hito que ha quedado plasmado en su piel corresponde a su estreno goleador en la élite. Con 19 años recién cumplidos, Liso no pudo elegir mejor día para este bautismo. Lo hizo en el derbi aragonés frente a la S.D. Huesca en el Alcoraz y su gol sirvió para empatar un partido que se había puesto cuesta arriba para el Zaragoza y que finalmente voltearía Maikel Mesa para establecer el 1-2 definitivo.

Dos fechas pues señaladas para la joven promesa que han quedado impresos en su corazón y en su anatomía.