Las cuatro victorias consecutivas que acumula el Casademont Zaragoza han sido diferentes en su forma y desarrollo, pero todas tienen un denominador común, cuatro pilares sobre los que se asienta este éxito. Uno es la cantidad de puntos anotados por el conjunto aragonés. 99 frente al Gipuzkoa, 98 en Burgos, 101 en Málaga y 99 contra el Andorra, una media de 99,25. El equipo ha vuelto a encontrar la manera de hacer brillar su mejor virtud, el talento ofensivo, con un trabajo coral y solidario. Una mejora defensiva, el aumento del número de asistencias y el rebote han sido otros factores que hilan las últimas cuatro victorias.

Durante toda la temporada la defensa ha sido un problema recurrente, pero en los últimos partidos de Sergio Hernández en el banquillo también lo fue el ataque, cada vez más anárquico, deslavazado y poco efectivo. El Casademont encajaba un carro en contra y acabó quedándose sin puntos. Pero con Sergio Lamúa primero y Luis Casimiro después, el equipo ha recuperado el orden y el equilibrio en su juego. Ataca mejor, es más eficiente y también ha mejorado atrás.

Hay un dato que, por sí solo, explica la mejora ofensiva del equipo, el número de asistencias. En estos cuatro encuentros el Casademont ha estado por encima de su propia media, que actualmente es de 16,9, superando las 20 en dos ocasiones. En Manresa, el último partido del Oveja, el equipo sumó 8. Tres días después, frente al Gipuzkoa, en la primera victoria de esta serie triunfal, alcanzó las 24. En Burgos fueron 17, 23 en Málaga y 18 este miércoles frente al Morabanc Andorra.

Esa generosidad es el resultado de un aumento de los pases que se dan en cada jugada, que ahora están más elaboradas. El equipo no renuncia a correr, al contrario, lo hace siempre que puede, cuando roba o rebotea, que ahora también lo hace más y mejor que antes, pero no se precipita ni lanza el primero que pasa por allí. La selección de tiro es más cuidada y está más repartida, lo que hace que más jugadores tengan protagonismo ofensivo. Ahora apenas se ven lanzamientos precipitados o sin sentido más que muy de vez en cuando, de manera puntual.

Otro de los aspectos en los que ha mejorado el equipo en estos cuatro partidos es en el rebote. Solo el Andorra superó al Casdemont en esa faceta, pero por una única captura de diferencia (26-27), cuando hasta ahora el equipo había sido inferior en 17 de los 29 partidos disputados en la Liga Endesa. El único pero en este apartado son los 14 rebotes ofensivos que capturaron el Burgos y el Unicaja, cifra muy elevada, pero en ambos casos el Casademont se llevó el cómputo global. Frente al Gipuzkoa la diferencia fue 39-29, en Burgos 30-39 y en Málaga, 28-34.

Frente al Gipuzkoa dominó de principio a fin. En Burgos tuvo que ganar dos veces, una en cada parte. En Málaga fue un rodillo durante los cuarenta minutos. El Andorra le exigió mucho y le obligó a mejorar en la segunda parte. Pero en los cuatro casos el Casademont ha salido victorioso apoyado en cuatro pilares: una mejora defensiva por voluntad y táctica, un ataque más generoso y elaborado que le lleva a la centena de puntos por jornada, un mayor número de asistencias y un incremento notable de los rebotes capturados. Victorias muy diferentes y muy parecidas.