Un paso más cerca. El Casademont Zaragoza jugará este viernes las semifinales de la Champions por segunda vez consecutiva al superar en los cuartos de final al equipo anfitrión, el Nizhny Novgorod, en un duelo muy igualado, de muchos nervios y tensión hasta el final. Los aragoneses consiguieron rehacerse de una mala primera parte e imponer su mayor calidad y fondo de armario en la segunda, aunque fue un trabajo constante de 40 minutos (78-86). El sueño de la final y del título sigue más vivo que nunca. Ahora solo quedan dos partidos para la gloria europea.

Un partido de eliminatoria, a cara o cruz, hay que ganarlo. Sin más consideraciones. El juego, el bueno, se entiende, siempre ayuda, pero no es el único factor. El Casademont Zaragoza demostró en el Nagorny Arena carácter, mentalidad ganadora, capacidad agonística, de sufrimiento. Tenía claro su objetivo y sabía que no iba a ser nada fácil. Aguantó los malos momentos, no se puso nervioso cuando iba por detrás ni se relajó cuando tomó ventaja y resolvió cuando había que hacerlo. Ahora sube el nivel de exigencia mental para las semifinales.

Al Casademont le costó imponer su ritmo y ser el equipo de las últimas semanas. No lo consiguió durante la primera parte, en la que el Nizhny estuvo mucho más acertado, con las ideas claras, y los aragoneses no encontraron su juego en ataque. El dominio del rebote fue local y eso hizo el resto para que fuera el conjunto ruso quien dominara el marcador en la primera parte. Al Casademont le costaba producir porque sus lanzamientos no estaban bien seleccionados y solo Ennis por momentos y Harris en otros parecían encontrar la manera.

No obstante, la ventaja rusa alcanzó un máximo de ocho puntos y el Casademont supo sufrir en esos momentos para mantenerse en el partido. De hecho, llegó al descanso solo un punto por debajo (42-41), lo mejor que le podía pasar después de unos primeros 20 minutos en los que había sufrido con Vorontsevich y el acierto inicial de tres del Nizhny Novgorod. Al menos su mejor anotador, Shepherd, no tenía su día.

En la segunda parte cambiaron las tornas. El Casademont estuvo mejor en el rebote y aprovechó las capturas para dar algo más de velocidad a su juego. Enseguida empató el duelo y lo llevó a su terreno. En cinco minutos ya había logrado una ventaja de siete puntos (49-56), Ennis empezó a sumar de manera más constante eligiendo mejor sus opciones y el partido tuvo otro color. La temperatura subió más aún cuando Strebkov empujó a Brussino, pero los colegiados acabaron señalando antideportiva para cada uno.

Los árbitros señalaron varias faltas caseras, hubo una gran diferencia en el último cuarto, pero no amenazaron la victoria del Casademont. Aún así hubo incertidumbre hasta el final porque con el paso de los minutos aparecieron también los errores que impidieron al equipo aragonés cerrar el partido mucho antes. El equipo de Luis Casimiro alcanzó los once puntos de ventaja en el tramo final pero todavía permitió que el Nizhny volviera a ponerse a tres puntos con 1.31 por jugar.

El Casademont logró que la amenaza exterior de los rusos, su mejor arma, quedara en nada, en un 30% de acierto, y que uno de los mejores del torneo, Shepherd, solo hiciera 9 puntos. Hizo un buen trabajo de contención para llegar a semifinales. El objetivo sigue siendo jugar la gran final del domingo y el equipo se ha ganado el derecho a soñar. 

Nizhny Novgorod: Strebkov (7), Baburin (12), Toropov (15), Vorontsevich (17), Astapkovich (6) -cinco inicial-, Komolov (3), Shepherd (9), Gavrilovic (9) y Petrasek.

Casademont Zaragoza: San Miguel (6), Ennis (26), Brussino (12), Harris (17), Wiley (15) -cinco inicial-, Sulaimon (6), Barreiro (2), Benzing (2), Javi García y Hlinason.

Parciales: 28-23, 14-18, 16-25, 20-20.

Árbitros: Viator (Francia), Rosso (Francia) y Liszka (Polonia). Excluyeron por personales a Toropov (m.38).

Incidencias: 2.500 espectadores en el Nagorny Arena.