El Casademont Zaragoza ha cerrado una temporada que han parecido dos o tres, por larga, por los continuos cambios, por las diferentes caras que ha ido ofreciendo el equipo. De empezar temiendo por la categoría a soñar con casi todo para terminar en tierra de nadie. El equipo aragonés acaba el curso decimotercero en la Liga Endesa, lo que le obliga a esperar una invitación europea, y tercero en la Champions, donde puso todas sus esperanzas y esfuerzos.

1 La apuesta fallida por Ocampo y tres entrenadores

En el verano de 2020 el movimiento más significativo en los banquillos ACB fue la salida de Porfirio Fisac de Zaragoza cuando el Casademont contaba con su continuidad para poner rumbo al Gran Canaria. El club apostó por Diego Ocampo que, tras varias experiencias fallidas en ACB, estaba dirigiendo al filial del Barça. Era la gran oportunidad del gallego pero no cuajó. El Casademont afrontó la final de la Champions 19-20 como la gran oportunidad de sumar el primer título, ganó bien al Tenerife en cuartos pero después cayó totalmente sobrepasado por el AEK de Atenas en semifinales y el Dijon en el partido por el tercer puesto. Ese fue el principio del fin de Diego Ocampo. A partir de ahí el equipo siguió cosechando malos resultados y, sobre todo, evidenciando la desconexión entre la plantilla y el técnico. El discurso, el método, el camino elegido por Ocampo no calaron en la plantilla y el entrenador fue despedido tras ocho partidos con solo dos victorias.

El elegido para reemplazarle fue Sergio Hernández, subcampeón del mundo con Argentina y más acostumbrado en la última década al trabajo corto e intenso de las selecciones que al de clubs. Acompañado por unos retoques en la plantilla, el argentino le cambió la cara al equipo, que salió del pozo de la clasificación y acabó clasificándose para la final a ocho de la Champions. Hasta que los últimos retoques y las decisiones posteriores del técnico cambiando lo que él mismo había solucionado hicieron retroceder de nuevo al equipo. Se marchó después de seis derrotas consecutivas en la Liga, a cual peor. Así llegó Luis Casimiro para el último mes y medio. Es la primera vez que el Basket Zaragoza tiene tres entrenadores en una misma temporada en la Liga ACB. El manchego reactivó al equipo a base de lógica y estuvo cerca de meterlo en la final de la Champions para acabar tercero. Después de eso, se acabó el Casademont.

2 Cinco fichajes y 20 jugadores utilizados en total

Cerca ha estado el Casademont de batir también sus registros de fichajes durante la temporada y jugadores utilizados en un mismo año. Después de un verano tranquilo en el mercado, con solo tres llegadas y una de ellas la recuperación de Jaime Fernández, los problemas de lesiones y de rendimiento han llevado a la entidad a hacer cinco fichajes a lo largo del curso y a utilizar a un total de 20 jugadores. Cantidades solo superadas en la temporada 2017-18, con seis fichajes con la campaña en marcha y 21 jugadores utilizados. La plantilla estaba mal resuelta en los puestos de base y cuatro y las lesiones de Krejci y Sulaimon al principio pusieron contra las cuerdas al equipo. Llegó Luka Rupnik, que se marchó poco después que Ocampo. El club intercambió a TJ Bray por DJ Seeley con el Bayern de Múnich, pero el nuevo base tampoco convenció al Oveja. Se marchó el intrascendente Konate y llegó Elias Harris. El club recuperó a Aleix Font. Dejó el equipo Jason Thompson y la entidad apostó por Jacob Wiley. Todas las posiciones retocadas, todos los roles redefiniéndose sobre la marcha continuamente.

3 Todo a la Champions para el tercer puesto

Los malos resultados en la Liga pronto descartaron al Casademont para la zona noble, aunque podía haber vuelto con un par de victorias más en determinados momentos. El caso es que el club y, sobre todo, el equipo, acabó fiándolo todo a la Champions, la gran apuesta por lo que podía suponer a nivel deportivo, el primer titulo internacional, y económico, con el premio del millón de euros esperando al mejor. El equipo estuvo más cerca que la vez anterior pero, de nuevo, cayó en semifinales. Luego supo levantarse bien para ganar el bronce. En la Liga ya era tarde para mirar al playoff y, al final, también para lograr plaza europea vía clasificación. Ahora tendrá que esperar una invitación de la BCL para estar el año que viene.

4 Una plantilla que se conecta y desconecta

La planificación deportiva fue errónea de inicio y tuvo que ir cambiando y cambiando después. El club erró en la elección de entrenador y eso le ha hecho ir a remolque toda la temporada. Pero la plantilla también ha demostrado capacidad para hacer las cosas mejor y, sobre todo, para conectar o desconectar según la ocasión. Se ha vuelto a ver en este tramo final después de la Champions que el equipo ha cerrado con dos sonrojantes derrotas contra Tenerife y Murcia, tras quedarse a las puertas de la semifinal europea. También en otras ocasiones, como cuando Ocampo estaba en la cuerda floja o en el tramo en el que, con Sergio Hernández. En el momento en el que al argentino parecía habérsele ido el equipo de las manos, los jugadores eran capaces de perder todos los días encajando cien o más puntos hasta que hubo que certificar el pase a la final a ocho de la Champions, que sí fueron capaces de ganar.