Si solo fuera por los resultados no parecería tan grave, cuatro derrotas ante tres de los semifinalistas de la última Liga Endesa. Pero el caso es que este Casademont Zaragoza va dando pasitos atrás, jugando cada día un poco peor, dejando unas sensaciones que no invitan a ningún optimismo. En Tenerife volvió a adolecer de lo de siempre, sí, de la falta de acierto, de puntos y de juego para generarlos, pero también se vino abajo en defensa, estuvo siempre por detrás de su rival y se descompuso demasiado pronto. Perdió el partido ya en el primer cuarto y hasta el final solo pudo correr y correr tras su oponente sin nada que hacer (90-65).

El Casademont entró tibio en el partido, con el sexto quinteto inicial diferente en seis jornadas, con los problemas habituales en ataque. El conjunto de Ponsarnau apenas tiene armas ofensivas. Su amenaza de tres es paupérrima (dos triples al descanso, cinco en todo el partido) y cada jornada que pasa va perdiendo efectivos por el camino. Ayer reapareció Waczynski, el más entonado por fuera, pero no hubo noticias de Mobley ni de Okoye en toda la tarde. De hecho el escolta no anotó en jugada en todo el partido. Más energía puso Font cuando salió a pista.

Lo de los bases parece ya una causa perdida. San Miguel empezó homenajeado por sus 500 partidos en ACB y acabó desquiciado, enfadado consigo mismo, con el equipo, con el mundo, eliminado por personales tras un buen rato enfriándose en el banquillo. Javi García hizo lo que pudo ante Fitipaldo y Huertas, pero tampoco mejoró al equipo. Y Sipahi continúa con su adaptación, mientras sigue fallando todo lo que tira. Por dentro tampoco hubo buenas noticias. McLean se entonó al final, dejando buenos números cuando ya no había partido, aunque al menos mostró ganas. Del resto, poco o nada.

Poco más se puede contar de un partido que duró un suspiro. El Casademont pareció salir con la intención de presionar a Fitipaldo y frenar la creación tinerfeña, pero el Tenerife es un equipo muy hecho, desde hace mucho tiempo, con recursos suficientes como para solventar eso. Apareció Salin, el equipo se encendió desde el triple y el Casademont vio crecer y crecer el marcador desde el principio. Las diferencias fueron demasiado grandes ya en el primer cuarto (29-11) porque el equipo aragonés bajó los brazos en defensa. Su juego era tan pobre, tan errático, que no tuvo fuerzas para trabajar atrás.

El Casademont fue siempre varios pasos por detrás de su rival, llegando tarde a todo, sin saber cómo reaccionar. Por momentos estuvo bien en el rebote, Font levantó un poco el ánimo, el equipo subió la intensidad unos instantes. Pero fue todo tan escaso, tan efímero, tan poco consistente, que el Tenerife se lo merendó con patatas durante toda la tarde.

No hubo nada que hacer, ni con el paso por los vestuarios ni con nada de nada. El Tenerife ya estaba lanzado, jugando a placer, y el Casademont era cada vez más pequeño, más poca cosa. De nuevo se quedó con una cantidad de puntos demasiado escasa como para ser competitivo, y esta vez no puede agarrarse ni a su defensa ni a nada. El Casademont Zaragoza hizo un muy mal partido, peor que los anteriores, sin mejorar en nada, en una clara línea descendente. En ACB al menos ganó los dos primeros partidos y eso le mantiene a flote. Pero en tres días debuta en la Europe Cup en Rusia y no parece llegar en el mejor momento para un torneo desconocido en el que no va a poder fallar tanto.

FICHA TÉCNICA

Lenovo Tenerife: Fitipaldo (5), Salin (17), Doornekamp (3), Wiltjer (19), Gamble (10) -cinco inicial-, Borg, Smith, Huertas (10), Rodríguez (3), Sastre (9), Sulejmanovic (2), Guerra (12).

Casademont Zaragoza: San Miguel (5), Okoye (4), Waczynski (14), Radoncic (5), Hlinason (2) -cinco inicial-, Mobley (3), McLean (17), Vanwijn (4), Vilà, Font (6), Sipahi, García (5).

Parciales: 29-11, 22-18, 17-21, 22-15.

Árbitros: Conde, Padrós, Báez. 

Eliminados: San Miguel.

Incidencias: Partido disputado en el pabellón insular Santiago Martín de San Cristóbal de La Laguna, ante 2.668 espectadores.