El Casademont Zaragoza empieza a ser preocupante. Va de derrota en derrota, todas claras, abultadas, sin que haya ninguna respuesta. Ahora mismo da la sensación de que este equipo no da más de sí, que no puede hacer otra cosa que ver cómo le superan siempre. Asomó un poco la cabeza en Rusia, con una primera parte mejor que los partidos anteriores, con más acierto, tomando las riendas del marcador para variar, pero volvió a atascarse y a quedarse en nada tras el descanso, protagonizando una muy pobre segunda parte. Sin acierto, sin defensa, sin ganas de nada. En Saratov se vio un equipo derrotado, tocado y hundido (100-80).

Ni siquiera pudo pelear por mejorar un poco el averaje, algo que puede ser importante para la clasificación final del grupo, y se estrenó con estrépito en la FIBA Europe Cup. Son ya cinco derrotas consecutivas las que acumula el equipo de Jaume Ponsarnau y, lo peor, sin visos de mejorar. En Saratov fue más de lo mismo, un equipo en el que solo generan puntos dos jugadores, que no conecta con el juego interior y con una defensa que cualquier rival rompe a base de triples.

En la primera parte el Avtodor Saratov ya podía anotar con demasiada facilidad en muchas ocasiones, pero el Casademont encontró también el acierto, sobre todo desde la línea de tres, y el partido estuvo muy parejo hasta que los aragoneses estiraron la ventaja a una máxima de siete puntos (40-47). Por primera vez en muchos días el Casademont estaba por delante en lugar de ir a remolque, lo que ya era una buena noticia.

Con ese marcador se llegó al descanso y ya no hubo más noticias del equipo aragonés. En la segunda parte el Avtodor Saratov tuvo muy fácil cortar las vías de anotación rivales, con tapar a Mobley y Okoye se anula a todo el equipo. Los locales mantuvieron su ritmo anotador mientras el Casademont ya no encontró el camino al aro. El parcial se fue haciendo más y más grande, hasta un 15-0 en cinco minutos que cambió el partido por completo. El Saratov tomó las riendas y dejó completamente noqueado al Casademont, que dio síntomas de sentirse derrotado demasiado pronto.

Lo estaba, porque fue incapaz de volver al partido. Los locales ya estaban cómodos, ya habían llevado el duelo a su terreno, ya habían hecho dudar de todo al Casademont. La diferencia fue aumentando sin que apareciera ninguna solución. Ponsarnau puso a Vilá los últimos cuatro minutos. El único que no salió a la pista fue Javi García. El técnico redujo las rotaciones pero no termina de encontrar un cinco sólido y fiable.

En el segundo tiempo, el parcial fue de 60-33, inaceptable para competir. A un ataque deficiente se está sumando en las últimas fechas una defensa cada vez más permisiva, cada vez menos motivada, incapaz de frenar a sus rivales. Ofensivamente el Casademont Zaragoza es un equipo muy limitado. Mobley y Okoye llevan el pesocasi en exclusiva mientras Waczynski lanzó una vez, a Hlinason le llegó un solo balón, dos por dentro a McLean, uno a Vilá. Cuatro balones recibieron los cincos del equipo en todo el partido. Vanwijn hizo otro partido desconcertante, sin terminar de explotar en ataque y siempre superado en defensa. Radoncic sacó el genio al final para producir algo.

Defender y atacar a este equipo es demasiado fácil. El Avtodor Saratov lo vio claro, sobre todo tras el descanso, y no tardó en encontrar el camino de la victoria. Sakic, a quien el Casademont ya se ha enfrentado otras veces, le hizo un roto por dentro, pero tampoco pudo frenar a Johnson ni a Scrubb. Ahora mismo da la sensación de que no podría frenar a nadie, en realidad. La trayectoria del equipo continúa sin mejorar pero no es solo una cuestión de resultados. El juego es errático y los gestos de los jugadores son brazos caídos y miradas al suelo. Ponsarnau necesita reactivar al equipo lo antes posible porque la dinámica es preocupante y peligrosa.