Es casi imposible que Tryggvi Hlinason no destaque. Aunque solo sea por sus 2,15, el islandés es el faro del Casademont Zaragoza. Desde las alturas empieza a dominar, a sacar el martillo. En la aciaga temporada pasada fue el único jugador que mejoró notablemente sus números y, en esta, sigue dando pasos hacia adelante. Esta semana pasada lo ha hecho en su faceta intimidatoria, poniendo cinco tapones en el partido de FIBA Europe Cup y otros cinco frente al Breogán. Ya es segundo en la Liga Endesa en ese apartado con 2,4 de media, solo por detrás del madridista Tavares (2,9).

Fue fundamental en la victoria contra el Breogán haciéndose grande en defensa, con esos cinco tapones que hacen dudar a cualquier enemigo, cambió tiros, impidió canastas, supo resguardarse de las personales hasta el final, cuando no le importó cometer la quinta para impedir una canasta visitante. Así lo reconoció Jaume Ponsarnau. «Tenemos que apañarnos con nuestras virtudes y nuestros defectos. Try ha sido decisivo, entiende a lo que vamos y ya he dicho alguna vez que los gigantes están más penalizados y son cosas a las que te tienes que adaptar y buscar soluciones con los jugadores que tenemos», explicó el técnico del Casademont.

Hlinason es un gigante, en efecto, un jugador de 2,15 que es más eficaz y efectivo cuanto más cerca del aro se encuentra porque su movilidad es menor que la de jugadores más pequeños y alejados de la canasta. Su hábitat natural es la pintura. Ahí es un arma eficaz en ataque porque no necesita bajar el balón para ponerlo dentro del aro y es un coloso en defensa, como está demostrando los últimos partidos, en las dos recientes victorias del equipo.

Va a poder seguir haciéndolo porque el Casademont Zaragoza ha sufrido un nuevo contratiempo en forma de lesión. Jamel McLean se llevó un golpe en el pie izquierdo en el partido del miércoles en Israel y Ponsarnau explicó tras el duelo contra el Breogán que no sabe aún cuánto tiempo estará de baja porque se encuentra a la espera del diagnóstico definitivo. Así que el técnico se queda ahora con dos cincos puros en el equipo, Hlinason y Ramón Vilá, a quien también está dando minutos. Otra opción utilizada por Ponsarnau es jugar con los dos cuatros juntos.

McLean y Hlinason son completamente diferentes, lo que condiciona también el juego del equipo. El estadounidense es más móvil, puede correr más, salir a la línea de tres. En Israel, incluso, se le vio lanzar varios triples. Por sus características, el islandés no es un tirador de tres y sufre mucho si tiene que salir a defender lejos el aro porque cualquier rival pequeño le supera con facilidad. Pero es un buen recurso para jugar las continuaciones –con San Miguel ha demostrado entenderse perfectamente en muchas ocasiones– y, sobre todo, puede ser una roca en defensa.

Hlinason ha sido una de las grandes apuestas del Casademont desde que lo fichó en 2019 después de una temporada cedido en el Obradoiro por el Valencia. Llegó todavía muy joven, más teniendo en cuenta que el desarrollo de los pívots suele ser más tardío, pero la confianza del club es absoluta. Tanto, que el pasado mes de agosto selló su continuidad por una temporada más con opción a otra. Esta es su tercera campaña en Zaragoza y el pívot aseguraba antes de empezar que debía ser la de su consagración.

Ahora va a tener la continuidad necesaria para hacerlo realidad. De momento ha dado un paso al frente con esos cinco tapones en sus dos últimos partidos, que son su mejor cifra en la Liga Endesa y también en la FIBA Europe Cup. El martillo de ‘Try’ empieza a funcionar.