Hacía días, muchos días, que el Casademont Zaragoza no se iba ovacionado. Frente al Fuenlabrada los aficionados se marcharon en el tercer cuarto, ayer no se movió nadie hasta casi la medianoche porque había que agradecer el magnífico regalo del equipo de Ponsarnau: una soberbia victoria frente al Baskonia (97-79). El Casademont fue aplastantemente superior en la primera parte y supo aguantar en la segunda liderado por Cook y con una buena actuación de todos sus jugadores. A los aragoness les ha cambiado la cara y siguen manteniendo a raya el descenso.

La espera de tres horas provocó unas mayores ganas de baloncesto. En la grada, que recibió muy calurosamente a los suyos, y, desde luego, en el Casademont Zaragoza. Tras un inicio muy rápido, sin cambios, faltas ni tiempos muertos, el conjunto aragonés fue poco a poco imponiendo su juego. Pero imponiéndose de verdad hasta el punto de barrer a un desconocido y apático Baskonia de la pista. Los aragoneses continuaron la línea mostrada en Andorra. En ataque se pasaron el balón más y mejor, lo que contribuyó a encontrar casi siempre las mejores opciones. Después apareció el acierto, tanto de titulares como de suplentes, que mantuvo siempre la maquinaria en su máximo rendimiento.

También en defensa hubo un buen trabajo colectivo. Alternando sistemas pero siempre intentando destruir las acciones vitorianas desde el inicio, presionando a sus bases para no dejarles elaborar. La precipitación y el desacierto hicieron el resto, con un Casademont muy atento al rebote y, desde luego, mucho más metido en el partido. Así, la diferencia fue aumentando y aumentando.

El primer cuarto terminó con un contundente 28-15 pero al descanso se llegó con el Casademont doblando al Baskonia (52-26). Los números eran apabullantes: 73-8 en valoración. Pero, lo más importante, también lo eran las sensaciones. El Casademont estaba jugando bien al baloncesto y, sobre todo, mucho mejor que su rival. Cook poniendo la calma y la experiencia, Bone rompiendo la defensa, Mobley haciendo lo que quería, Hlinason dominando en la pintura. Yel Baskonia completamente fuera, como demostró la segunda técnica, casi seguida, de Costello que le envió a los vestuarios antes de que terminara la primera parte.

Al contrario que otras jornadas, la cuestión era comprobar si en la segunda parte el Casademont iba a relajarse, si el Príncipe Felipe iba a despertarse de ese dulce sueño. El Baskonia quiso poner más intensidad defensiva y se encontró con la calma y serenidad de Omar Cook, que paró el partido y jugó a lo que quiso el Casademont, encontrando siempre al compañero mejor posicionado. El equipo aragonés solventó bien el tercer cuarto, no dejando que el Baskonia encontrara la rendija por la que volver al partido.

Le costó algo más en el parcial definitivo, porque el conjunto baskonista aumentó aún más la presión, subió las líneas y quiso trabar al Casademont desde el origen de la jugada. Hace un par de meses el equipo aragonés se ahogaba en estas situaciones y ayer las solventó con calma y precisión. Aún así, Ponsarnau tuvo que recurrir de nuevo a Cook en el tramo final porque el Baskonia se acercó a 9 puntos (83-74). Con más suspense del esperado por el transcurso del partido, pero los locales lo cerraron con un triplazo de Cook. Un gran regalo de Navidad de color rojo.

FICHA TÉCNICA:

Casademont Zaragoza: Bone (15), Mobley (20), Yusta (12), Radoncic (11), Deon Thompson (13) –cinco inicial–, Vanwijn (1), Cook (3), Vilà, Waczynski (9), Font (8) y Hlinason (5).

Bitci Baskonia: Baldwin (16), Granger (10), Giedraitis (13), Sedekerskis (3), Enoch (12) –cinco inicial–, Peters, Marinkovic (11), Fontecchio (8), Costello (3) y Nnoko (3).

Parciales: 28-15, 24-11, 18-24, 27-29.

Árbitros: Benjamín Jiménez, Jorge Martínez y Héctor Báez. Descalificaron por dos técnicas al visitante Costello (m.20). Excluyeron por personales a Baldwin (m.40)-

Incidencias: 3.673 espectadores. 

Así hemos narrado el partido en directo