Las dos victorias que acaba de encadenar el Casademont Zaragoza en la ACB, en Andorra y frente al Baskonia, han tenido un nexo común: la sensación de que, al fin, las piezas encajan. La recuperación de Cook, la llegada de Bone, la suma de Yusta, el juego con los cincos, han armonizado el equipo y el juego del conjunto de Jaume Ponsarnau. El Casademont bota menos y se pasa más y mejor el balón, todos los jugadores suman, la defensa es más consistente y la afición vuelve a disfrutar con su equipo. Dieciséis días antes la grada del Príncipe Felipe se vació antes de tiempo por la actuación del Casademont frente al Fuenlabrada. Contra el Baskonia el público no quería marcharse a casa ni dejar de aplaudir a los suyos pese a que el reloj se acercaba a la medianoche y le dedicó una prolongada ovación puesto en pie.

En Andorra ya se vio un cambio de verdad en el equipo y contra el Baskonia llegó la confirmación. La pareja Cook-Bone llevó la manija del partido complementándose. Cook puso toda su experiencia para controlar el ritmo del partido y de su equipo a su antojo, según la necesidad de cada momento. Sus pases siempre generaban ventajas y solventó la presión de los rivales como si tal cosa. Hizo un partidazo anotando solo tres puntos –eso sí, con un triple lejanísimo y decisivo– pero repartiendo 8 asistencias. Mientras, Bone aportó otras cosas, la chispa necesaria para romper las defensas de otra manera, buscando las penetraciones, y anotó 14 puntos. Ponsarnau recurrió a ambos a la vez para controlar mejor el partido en el tramo final, y esta vez sí funcionó.

El perímetro también se ha ordenado. La vuelta de Santi Yusta supone el complemento perfecto para Mobley y Waczynski. El alero tiene un perfil menos tirador y más de ir hacia adentro, lo que deja más libertad a Mobley para lanzar o penetrar según la ocasión. Mientras, Waczynski continúa aportando toda su experiencia, que le dice qué es lo mejor para el equipo en cada momento. Así, la baja de Stan Okoye le duele algo menos al Casademont Zaragoza, que ha podido cubrir su ausencia con las piezas ya disponibles. Contra el Baskonia hasta Aleix Font recuperó protagonismo. Estuvo 9 minutos en pista y todo lo que hizo ayudó al equipo.

Por dentro también se ha producido un cambio bastante significativo. Hans Vanwijn sigue siendo la pieza que aún chirría. Su forma de reaccionar ante los errores, la manera en que se castiga cada vez que falla, le llevan a un rendimiento demasiado intermitente. El belga no termina de explotar ni en el equipo ni en la competición. Mientras, Radoncic es pura energía e intensidad continua en busca de la superación personal permanente. Pero, sobre todo, el Casademont ha encontrado al fin a sus cincos.

La pareja de pívots no puede ser más diferente, pero ahora Ponsarnau ha encontrado el equilibrio para obtener rendimiento de ambos. Thompson ha mejorado su estado de forma y sirve para que el equipo juegue más abierto y jugadores como Bone, Yusta o Radoncic rompan la defensa rival con sus penetraciones, mientras que Hlinason es un buen referente cerca del aro capaz de dominar en ambas zonas. Por su tamaño es difícil de defender cuando recibe arriba y, en defensa, cambia tiros e intimida a base de tapones. En menos de 14 minutos cogió 8 rebotes, puso dos tapones, hizo dos mates y sumó 11 de valoración. La acumulación de faltas sigue siendo su pequeño lastre.

Todavía con sus defectos y con muchos aspectos por mejorar, pero ahora el Casademont Zaragoza parece un equipo, algo que no podía decirse hace dos semanas. Se vio también en otros aspectos, como una defensa mejor organizada, creando problemas a la creación del equipo rival, o en algo tan aparentemente sencillo como superar una presión. Hace unas semanas el equipo era incapaz de poner en juego un balón cuando el oponente le presionaba a toda pista y frente al Baskonia eso no supuso mayor problema. Parece que Fuenlabrada fue un punto de inflexión. El Casademont debe confirmarlo con sus próximas actuaciones.

El club entregó 17.344 euros para La Palma y 5.239 euros para Atades

Durante el accidentado partido frente al Baskonia, que tuvo que retrasarse tres horas, el Casademont Zaragoza aprovechó para entregar las cantidades recaudadas en sus últimos eventos solidarios. Con la presencia de Cristina García, concejala de Deportes del ayuntamiento, y de Fernando Ramiro, patrono de la Fundación Basket Zaragoza, el club hizo entrega de los 17.344 euros recaudados en el partido ‘Leyendas por La Palma’ destinados a los damnificados por el volcán Cumbre Vieja.

Esa cantidad se recaudó tanto de la taquilla de ese día como de la subasta de las camisetas utilizadas. Además, la Fundación hizo entrega a Atades de 5.239 euros recaudados en el tradicional rastrillo solidario que organiza el club y que en esta ocasión tuvo lugar en el Príncipe Felipe. La entidad aragonesa colabora con Atades (Asociación Tutelar Aragonesa de Discapacidad Intelectual) en diversos proyectos solidarios a través de su fundación y en busca de la inclusión a través del baloncesto.