La crónica del Casademont-Murcia: Una reacción de oro puro

El equipo aragonés se lamentaba en los últimos días de sus comparecencias ante Unicaja y Real Madrid, pobres y sin reacción alguna ante lo que sucedía en la pista. No era la primera vez que le ocurría, ni tampoco era nuevo el propósito de enmienda, pero le está costando mucho a este Casademont levantarse cuando lo tiran al suelo. Pareció que podía sucederle otra vez frente al UCAM Murcia tras una primera parte en la que se mantuvo a flote gracias al desacierto rival, pero en esta ocasión sí dio un golpe sobre la mesa tras el descanso. Liderado por un impoluto Waczynski, que no falló ninguno de sus lanzamientos, el Casademont sacó de punto al Murcia en la segunda parte y fue más solvente para llevarse el partido.

Era lo que necesitaba el conjunto aragonés, capaz esta vez de convertir los tímidos pitos que se escuchaban en la primera parte en un gran aplauso final. La grada acabó festejando la victoria con los suyos en el centro de la pista, ovacionando al MVP Waczynski (19 puntos y 29 de valoración en 21 minutos), reconociendo el esfuerzo del equipo, el mérito del triunfo. Ahora habrá que ver si este es el punto de inflexión definitivo para que el Casademont abandone su irregularidad y sea un equipo más compacto.

La primera parte resultó un tira y afloja con cierta igualdad en el marcador por el desacierto del Murcia. Sus pérdidas y sus lanzamientos errados dieron vida a un Casademont al que le costó mucho encontrar el camino del aro rival y que no igualó en ningún caso la intensidad de los murcianos. Esa es la seña de identidad del equipo de Sito Alonso, una de las claves de su éxito, y el Casademont no supo interpretarlo. Llegó al descanso con solo seis faltas cometidas por las doce de su rival y falló ocho de los 17 tiros libres de que dispuso. Ante el equipo al que más faltas le señalan de la Liga el acierto desde el 4,60 podía ser crucial.

El cambio

Además, al conjunto aragonés le costó encontrar su sitio. Empezó pasando todo su juego por Thompson, que no llega a todo, con un Mobley desaparecido. Mientras, los interiores no podían frenar a un hiperactivo Webb ni a un Murcia superior en el rebote. No amplió su diferencia por su desacierto desde el triple al principio y, después, porque encadenó varias pérdidas seguidas que dieron vida a un Casademont reanimado con la salida de un anotador San Miguel y de un intenso Yusta. Dos oportunidades tuvo para empatar el partido pero no las aprovechó y el UCAM llegó al descanso con un pequeño colchón (38-48).

Ahí estaba la enésima prueba de fuego para un Casademont Zaragoza que, hasta ahora, había ofrecido poca resistencia a los golpes. Esta vez fue diferente. Con Waczynski como líder, con Bone anotando, con Cook dirigiendo con acierto y encontrando a Thompson, con San Miguel revolucionando el equipo, con buenos minutos de Hlinason y Yusta, el Casademont encontró al fin el camino al aro, acertó de tres después de haber metido solo un triple en los primeros 20 minutos y encontró la manera de castigar las 26 pérdidas del UCAM Murcia. Ahí tuvo el partido el conjunto murciano, que protestó mucho las faltas, todas, que lo intentó hasta el último suspiro.

El partido dejó datos curiosos como que el Murcia se llevó el rebote (45-30) y el Casademont falló 14 tiros libres. El conjunto aragonés perdió por 38-48 la primera parte y ganó por 53-30 la segunda. Una magnífica reacción que le dio una victoria de oro puro.