Cuando el Casademont creó su sección femenina en 2020 lo hizo como una firme apuesta para que una ciudad con tanta tradición baloncestística como Zaragoza tuviera su equipo de referencia en la élite del basket femenino y como un nuevo paso en busca de la igualdad. Temporada y media después del debut, no cabe duda de que la capital aragonesa está respondiendo al envite del club aragonés. 

Además, la afluencia al Príncipe Felipe cuando juegan las chicas de Carlos Cantero está siguiendo una progresión ascendente desde el comienzo de la temporada. No en vano, el partido con menos espectadores en el pabellón zaragozano fue el primero, allá por septiembre del pasado año, con 1.136 aficionados. Desde entonces, el número de asientos llenos no ha parado de crecer casi de forma aritmética. El segundo encuentro, ante Gran Canaria, congregó ya a 1.634, un incremento considerable pero números inferiores a los que se pueden ver actualmente en los partidos del Casademont como local. 

En el Príncipe Felipe se reúnen de media casi 2.000 personas para presenciar los encuentros de las zaragozanas, números a los que están poco acostumbrados los equipos de la Liga Femenina Endesa. Solo los clubs más poderosos como el Perfumerías Avenida o el Valencia Basket pueden acercarse a esas cifras, y solo en ocasiones especiales. Precisamente ante las salmantinas, en el último partido en casa, hasta 3.122 aficionados acudieron a la gradas. Por poner esa entrada en una comparativa, todas las semanas hay encuentros en la ACB que no reúnen a tanta gente en los canchas

La guinda del pastel fue la celebración, el pasado 17 de octubre, del día del baloncesto femenino aragonés, en un choque ante el IDK. Un total de 5.677 espectadores se congregaron en el Príncipe Felipe en lo que fue una fiesta con mayúsculas y que mostró a las claras que la apuesta del club zaragozano ha resultado un rotundo éxito. Es cierto que la buena marcha del conjunto dirigido por Cantero, clasificado para la Copa por primera vez, está ayudando a crear afición, pero es una relación recíproca, porque desde el Casademont se insiste continuamente en la importancia de la marea roja para las jugadoras. «Su presencia se nota muchísimo, son una más para nosotras. Yo creo que nos apoyan no solo por el juego, ni tampoco por las victorias, sino sobre todo por el carácter del equipo, por esa rasmia que tanto se dice aquí en Zaragoza», apuntaba Vega Gimeno hace tan solo unas semanas acerca de un binomio que promete muchos éxitos y no para de crecer. 

Anna Winkowska ya habla como nueva jugadora del equipo

"Me siento genial. La gente es muy agradable. Todas están sonriendo. Quiero aprender nuevas cosas y vivir una nueva experiencia. Zaragoza es una gran ciudad y el equipo también. No puedo pedir nada más. Quiero hacer un buen trabajo y ayudar en todo lo que pueda a mis compañeras. Es una gran oportunidad para crecer", fueron las primeras palabras de la nueva integrante del Casademont femenino.