El Casademont Zaragoza ha despedido en la tarde de este domingo a su entrenador, Jaume Ponsarnau, ante la delicada situación que atraviesa en el equipo en la Liga Endesa. Con solo ocho victorias y 14 derrotas, el conjunto aragonés está al borde de los puestos de descenso y a los malos resultados se unen las peores sensaciones que deja sobre la pista. El detonante de la salida del entrenador fue el partido del sábado frente al Tenerife que no solo acabó con derrota (62-77) sino también con una sonora pitada para Ponsarnau y gritos de «¡vete ya!» cuando sacó a Aleix Font a dos minutos del final.

«Desde Casademont Zaragoza queremos agradecer la labor desarrollada por Jaume Ponsarnau durante estos meses, lamentando no haber conseguido juntos las metas deseadas por todos», señaló el club en su nota informativa. De momento, el Casademont deja los entrenamientos en manos de Aleix Durán, el técnico ayudante de Ponsarnau que llegó también el pasado verano y que ya había trabajado con él en Manresa. Además, regresa al cuerpo técnico Sergio Lamúa, que seguía vinculado al club tras su salida del Levitec Huesca La Magia. Lamúa había estado en el staff del primer equipo del Casademont desde 2017, pero el pasado verano la entidad prefirió renovarlo por completo.

La entidad ya había valorado el cese del técnico en otras ocasiones a lo largo de la temporada, en la que nada ha salido como esperaba. La primera decepción llegó bien pronto, cuando el equipo quedó eliminado a las primeras de cambio en la FIBA Europe Cup tras ganar tan solo dos partidos. Las lesiones y los cambios de jugadores también han marcado una temporada en la que el Casademont Zaragoza no ha encontrado su línea de juego en la pista y en la que los resultados han llegado con cuentagotas.

La dificultad de encontrar un sustituto, la negativa de algunos candidatos y el hecho de que Ponsarnau tuviera un año más de contrato han ido dilatando una decisión que el club ha tenido que tomar para intentar enderezar el rumbo de un equipo en caída libre. El propio Ponsarnau lo verbalizó en la que fue su última rueda de prensa como entrenador del equipo: «El Casademont es un firme candidato al descenso. De eso se tiene que dar cuenta todo el mundo», aseguró antes de señalar que no iba a dimitir.

La cuestión es ahora si son necesarios más cambios para intentar reconducir la situación. Algo que tendrán que valorar el nuevo director deportivo, Toni Muedra, y el nuevo cuerpo técnico, para intervenir lo antes posible. El próximo domingo el Casademont juega en Valencia pero la siguiente semana tendrá ya un duelo directo por la permanencia en la pista del Burgos.

Para dos años

Jaume Ponsarnau llegó al banquillo del Casademont el pasado verano con un contrato de dos temporadas tras la negativa de Pedro Martínez por segundo año seguido. Procedente del Valencia, la entidad buscaba un técnico contrastado, de primer nivel en la ACB, con el que empezar a construir un proyecto a medio y largo plazo y encontrar así la estabilidad que había perdido el curso pasado, cuando tuvo a tres entrenadores diferentes en el banquillo. Con Pep Cargol en la dirección deportiva, al que el club ya había buscado sustituto sin éxito, ambos construyeron una plantilla con algunas lagunas.

Al margen de los errores en la confección del equipo, las lesiones de Cook y Yusta antes de empezar a competir desmontaron por completo los planes de Ponsarnau. Después llegaron los cambios, de los que solo Waczynski ha resultado un buen fichaje, pero el equipo ha mantenido sus problemas en el base y en el cinco con su apuesta de jugadores pequeños para el puesto.

El Casademont fue tirando sacando victorias clave en los momentos de mayor duda con el técnico, aprovechando los estados de forma de Baskonia, Andorra, Unicaja o Murcia para ir respirando. Pero las derrotas eran cada vez peores y la necesidad de cambios, más evidente. Al final llegó el cambio de director deportivo, con Toni Muedra reemplazando a Pep Cargol, y la decisión de dejar trabajar al equipo las casi tres semanas de parón en busca de una mejora que no ha llegado.

Los dos últimos partidos, ante Gran Canaria y Tenerife, han sido más de lo mismo, con un equipo frágil, nada competitivo, en el que todos los jugadores rinden por debajo de su nivel. Ponsarnau no ha sido capaz de hacer mejorar al equipo ni de llevarlo a un mínimo de consistencia. Por eso ha dejado de ser técnico del Casademont.