Serán 40 minutos de premio y de ilusión, aunque ojalá sean muchos más. El Casademont Zaragoza afronta este viernes su primera participación en la Copa de la Reina (21.00) como recompensa al buen hacer del club aragonés desde que en 2020 se creara su sección femenina. Y lo hace a lo grande, enfrentándose al Valencia Basket, equipo anfitrión y uno de los favoritos para alzarse con el trofeo.

Pero las chicas de Cantero no se conforman con su papel de cenicienta en la competición y quieren plantear batalla. Como lobas con piel de cordero saltarán a la cancha las aragonesas buscando la manera de hincarle el diente al líder de la Liga Endesa Femenina. Ardua tarea a la que se enfrentan, pero las zaragozanas tratarán de contrarrestar el potencial de las valencianas con la ilusión y las ganas de las que saben que están haciendo algo histórico. Para ello, Carlos Cantero podrá contar, a excepción de Aminata Sangaré, con toda su plantilla disponible, aunque Anna Cruz llega entre algodones. La veterana jugadora sufre molestias en su rodilla aunque reconoció que hará «todo lo posible» por poder ayudar a sus compañeras en la pista. 

A priori, el Casademont no llega ni en su mejor momento físico ni de juego, pero, como se han encargado de recordar las integrantes del equipo durante toda la semana, la Copa es especial y las dinámicas se olvidan. «Para nosotras es el paréntesis de la Liga que estábamos esperando. Nadie nos podrá quitar la alegría de esta semana, de lo bonito que es disfrutar de los entrenamientos, del viaje y de la estancia», aseguró Cantero en la previa, a la vez que destacó el clima que se crea en el torneo. «La Copa es diferente, es un ambiente festivo pero respetuoso y eso es lo que la hace distinta», confesó el entrenador.

El plan

Pero, a pesar de lo bonito que rodea al torneo, las aragonesas tienen claro que su intención es competir, y si se puede, ganar. Enfrente estará el Valencia Basket, que, a pesar de su larguísima rotación, llega debilitado a la cita debido a las bajas de Laura Gil, Raquel Carrera y Ángela Salvadores. La que sí estará será la aragonesa Cristina Ouviña, una de las máximas estrellas del conjunto taronja, a la que escoltan jugadoras temibles como Queralt Casas, Marie Gülich o Leticia Romero. Pero sus nombres no asustan a las chicas el Casademont, que saben que toda la presión la tiene el rival y están convencidas de que tendrán su oportunidad.

Y si existe esa mínima rendija por la que colarse, la tratarán de aprovechar. Las lagunas defensivas y las desconexiones serán los errores que tendrá que evitar el Casademont ante un equipo que no da tregua, pero que no se ha mostrado invencible. El objetivo es que el partido llegue vivo al último cuarto. Sería entonces cuando el arma de doble filo que es ser anfitrión puede encoger el brazo a las valencianas y es ahí donde las aragonesas tratarían de hacerse grandes. «Nosotras no vamos a tener miedo a ganar», advirtió Cantero, convencido de que su equipo no ha viajado de turismo a Valencia, sino que ha ido a seguir escribiendo su propia historia.