CASADEMONT ZARAGOZA
Crisis total en el Casademont Zaragoza
Schiller, varios jugadores y hasta el director deportivo del Casademont están en entredicho tras el desastroso inicio de temporada del equipo

Martin Schiller, durante el partido frente al Baskonia. / ANGEL DE CASTRO
Cuatro jornadas de Liga han bastado para constatar el caos deportivo del Casademont Zaragoza. La plantilla confeccionada por Toni Muedra tiene lagunas importantes, Martin Schiller ya no confía en algunos de esos jugadores que llegaron cuando él ya estaba en el cargo y no está sacando rendimiento de lo que tiene, los jugadores están lejos de su mejor versión y cada día parecen más desconectados del banquillo. Así que el panorama no puede ser más desalentador. El Casademont ha igualado el peor inicio de su historia en la ACB con cuatro derrotas consecutivas, ocupa plaza de descenso y el sábado afronta su primera final del año frente al Fuenlabrada.
Todo está en entredicho en el club tras un inicio de temporada en el que todo lo que podía salir mal, ha salido mal. El equipo se ha quedado lejísimos de poder ganar ninguno de los cuatro partidos disputados y tanto el juego como el uso de los jugadores está dejando bastante que desear. Menos de un mes después de empezar la competición el club vuelve a enfrentarse al dilema de qué cambiar para solucionar la situación. Si empezar corrigiendo los muchos errores de la plantilla o probar con otro técnico que pueda armar un equipo con lo que hay ahora.
En cualquiera de las dos opciones queda muy señalado Toni Muedra, director deportivo desde el pasado mes de febrero, porque Martin Schiller es su apuesta personal y porque ninguno de sus fichajes está al nivel esperado, fallando de nuevo en los dos puestos clave de cualquier equipo, el base y el pívot. El Casademont Zaragoza debe decidir cuanto antes cómo afrontar la enésima crisis deportiva de los últimos tres años.
Lo que ha quedado claro en estos cuatro partidos es que, con lo que está haciendo hasta ahora, al Casademont Zaragoza no le da para ganar partidos. Ni de lejos. Ha sido superado claramente por todos sus rivales, que no han necesitado hacer el partido de su vida para conseguirlo. La idea de juego de Martin Schiller, basada en la defensa y en los tiros de tres, se ha diluido en cuanto ha empezado lo serio. El equipo es un coladero atrás y no da una desde el 6,75. Además, los roles de la pretemporada han saltado por los aires.
Muedra recuperó a Ferrari como base titular para el nuevo proyecto aunque no entraba en la planificación inicial de la plantilla. Fue el uno titular para Schiller al inicio del campeonato pero, tras dos partidos, el austriaco ha apostado directamente por darle los mandos a su teórico alero titular, Howard Sant-Roos, y utilizar al norteamericano en la pista siempre junto a Ponitka, el otro base. Javi García se ha quedado completamente relegado en la rotación.
Por fuera, con Sant-Roos en otras labores, Yusta ha quedado como el jugador más incisivo, aunque a Schiller le costó darle minutos. Lomazs no ha ofrecido nada hasta el momento y Jessup es víctima del juego del equipo. Schiller quería jugar a tirar de tres pero, tras un bombardeo sin ninguna puntería en el primer partido en Santiago de Compostela, el equipo ha ido renunciando a esa opción. Sus porcentajes desde el 6,75 son mínimos pero no es solo un problema de acierto de los jugadores. No hay ninguna acción preparada para que nadie se quede solo, para que tenga un tiro liberado a pies quietos.
Algo que explica también, en una mínima parte, por qué los cuatros no abren el campo. En teoría para eso llegó Borisa Simanic, pero le sucede como a los exteriores, no le llega un balón liberado para un tiro de tres. En cuatro partidos ha lanzado seis veces. Sin eso, no hay más aportación del serbio, que ni postea, ni penetra, ni se impone por físico. Radoncic lo intenta, pero tampoco puede ser una referencia ofensiva y, desde luego, no es un especialista de tres. Todavía no ha intentado un triple este curso, su juego está mucho más cerca del aro.
El interior
En los cincos está el otro gran problema de la plantilla. El club valoró en verano desprenderse de Tryggvi Hlinason porque después de tres temporadas con seis entrenadores diferentes no ha terminado de dar el paso definitivo ni de explotar sus condiciones. Sin embargo, acabó optando por darle continuidad y ponerle al lado a Maodo Nguirane, a años luz en calidad de Aday Mara, para endurecer los entrenamientos y que el islandés diera al fin ese paso al frente. Tampoco lo ha hecho hasta la fecha, aunque hay algo que no es culpa suya: en tres partidos disputados y 40 minutos de juego totales ha recibido 4 balones. El equipo no juega con sus interiores, con ninguno de ellos.
Tampoco recibe muchos más Mekowulu, titularísimo para Schiller aunque su estado de forma no era el mismo con el que terminó la pasada temporada. El nigeriano ha recibido 24 balones en cuatro jornadas, seis por partido. La misma situación se repitió incluso con Aday Mara. El gigante aragonés debutó el domingo dejando fuera de la rotación a Hlinason en un claro toque de atención al islandés. Tuvo 19 minutos de juego en los que recibió cuatro balones, todos ellos en los cinco primeros, cuando anotó 8 puntos. El juego del Casademont Zaragoza, la plantilla y su gestión, todo es un gran caos que ha derivado en una crisis total cuando la temporada acaba de empezar.
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