De un equipo perdedor, hundido, deprimido, a otro capaz de tumbar al Real Madrid con una exhibición. En 17 días, con dos partidos por el medio, con los mismos jugadores que parecían incapaces de ganarle a nadie, utilizando a tres canteranos. Ese es el milagro que ha obrado Porfirio Fisac en el Casademont Zaragoza tras el calamitoso inicio de temporada protagonizado por Martin Schiller. El técnico ha vuelto a meterse a la afición en el bolsillo y el domingo salió ovacionado tras el triunfo ante el Real Madrid.
Con el segoviano al mando el Casademont ha cambiado, fundamentalmente, dos aspectos: la defensa y el rendimiento individual de sus jugadores. Schiller se presentó en Zaragoza con la defensa como el capítulo fundamental de su librillo de entrenador, pero su equipo era un coladero atrás que cada día encajaba más puntos. Su equipo perdía los partidos nada más empezarlos, con unos inicios desastrosos. El austriaco intentó solventarlo moviendo a los jugadores de su sitio y alterando los roles nada más empezar y fue peor el remedio que la enfermedad.
Con Fisac la defensa ha subido el nivel. Ante el Fuenlabrada apenas pudo apreciarse porque el técnico acababa de aterrizar en el banquillo dos días antes, pero en Badalona ya puso en práctica defensas mixtas, con una caja y uno sobre el anotador rival, que surtieron efecto y dificultaron mucho la anotación del Joventut. El equipo estuvo a punto de ganar los dos partidos, pero no supo gestionar el final. En Badalona cayó en la prórroga.
Frente al Real Madrid el equipo volvió a ofrecer un recital defensivo. No solo porque las defensas mixtas planteadas por Fisac volvieron a funcionar, haciendo fallar y dudar al rival, sino porque todos y cada uno de los jugadores que salieron a la pista mostraron su compromiso más absoluto con esa tarea y se entregaron a ella sin discusión. La actitud de los jugadores, su gestualidad, su espíritu, fue bien distinto al de las primeras jornadas. Por fin parecen confiar en la idea que están desarrollando, saben cuál es el camino.
Y ahí está la otra gran mejora que ha logrado Porfirio Fisac. En su anterior etapa en el club ya demostró que una de sus grandes habilidades como entrenador es sacar el máximo rendimiento de los jugadores que tiene, algunas veces incluso por encima de sus capacidades. Lo ha vuelto a conseguir en una plantilla con lagunas evidentes, con necesidad de refuerzos, pero con más posibilidades de las que se habían visto al principio. El mejor ejemplo es Jesssup que, con balones liberados, es capaz de hacer 19 puntos en Badalona y 28 frente al Real Madrid para ser el MVP.
Es el caso más evidente, pero también Radoncic ha mejorado su nivel y, en general, el juego interior produce mucho más que antes. Fisac utiliza mucho más y mejor a sus pívots y por ahí está encontrando puntos y el equilibrio para que los exteriores también tengan su momento. Es el milagro de Fisac.
Jessup fue el MVP de la jornada con 31 de valoración
Los 28 puntos, 6 rebotes y 31 créditos de valoración le sirvieron a Justinian Jessup para proclamarse MVP de la séptima jornada de la ACB. Mérito que no lograba ningún jugador del Casademont Zaragoza desde hace temporada y media, cuando lo consiguió Hlinason en la jornada 20 de la campaña 2020-21con 33 créditos de valoración. Fue el mejor partido del escolta norteamericano llegado al equipo en verano.
