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Casademont Zaragoza

La ‘Operación Remontada’ del Casademont: la victoria más amarga (65-56)

Excepcional partido de las aragonesas, que vencieron al poderoso Villeneuve y le metieron el susto en el cuerpo en los últimos minutos aunque el lastre de los 16 puntos del partido de ida en Francia fue excesivo

Carlos Cantero da instrucciones durante un tiempo muerto

Carlos Cantero da instrucciones durante un tiempo muerto / CASADEMONT ZARAGOZA

Arturo Pola

Arturo Pola

Si había que caer en Europa, el Casademont Zaragoza femenino eligió la mejor manera. Las aragonesas lograron una insuficiente victoria ante el Villeneuve (65-56) que les dejó con la miel en los labios y a tan solo siete puntos de haber firmado una hazaña para la historia y de haber provocado en el Príncipe Felipe una fiesta apoteósica con la que se llegó a soñar en ciertos momentos del choque en un pabellón que vibró como en las grandes ocasiones.

Comenzó el partido intenso, muy intenso, con los dos equipos sabiendo lo que había en juego: una semifinal europea. Vega Gimeno abrió el marcador, en unos primeros minutos con más fallos que aciertos derivados del nerviosismo que se respiraba en el Príncipe Felipe. La capitana de las aragonesas y Leo Fiebich otorgaron la primera ventaja a las de Cantero (11-8) aunque el encuentro seguía muy equilibrado.

Un triple de Mariona Ortiz elevaba el marcador hasta el 15-14 pero las francesas, que seguían sin sentirse cómodas, recortaron hasta el 16-16 con el que concluyeron los primeros 10 minutos. La defensa era muy buena, pero el Casademont necesitaba más puntos si quería tener opciones de meterse de lleno en la eliminatoria. La mala noticia para sus intereses, las dos faltas, cada una, de Gatling y Mariona Ortiz que iban a limitar sus minutos de juego.

Arrancó bien el segundo cuarto para disfrute de un entregado Príncipe Felipe, que protestaba cada acción del duelo como si fuese la última. Con el aliento de la afición, un triple de Vega Gimeno elevaba el electrónico hasta el 23-18 y encendía el ambiente, momento en el que el técnico de las francesas tuvo que parar el partido. Parecía que al Villeneuve le estaba entrando el miedo escénico. Pero, sin embargo, dos triples consecutivos las pusieron por delante (23-24) y les permitieron respirar y soltar muchos nervios.

Las prisas

De ahí al final de la primera mitad, el Casademont se mantuvo muy firme en defensa, pero el acierto seguía sin llegar y las aragonesas acumularon demasiadas imprecisiones y fallos por las prisas que fueron puntos fáciles para el rival. A pesar de ello, las de Cantero llegaron con ventaja al descanso (31-30) y la eliminatoria seguía viva.

La única oportunidad para las zaragozanas era un arranque fulgurante en la segunda mitad y hacia ello se encaminaba el Casademont, que arrancó con un parcial de 4-0 y ventaja de 5 puntos. Un fabuloso triple de Smalls en el último segundo de la posesión sofocaba momentáneamente el incendio para las francesas pero contestó Leo Fiebich de tres y con una canasta de Helena Oma las de Cantero se ponían con siete puntos de renta mediado el tercer cuarto y hacían creer en el milagro.

Pero, la historia de todo el partido, el Villeneuve templaba sus nervios y, de la mano de Smalls, la mejor de ellas, y Djekoundade, volvía a igualar el choque a pesar de que Fiebich se empeñaba en que todavía hubiera eliminatoria. El 45-45 al final del tercer cuarto ponía las cosas muy difíciles pero no imposibles para el Casademont.

A ese pequeño hilo de esperanza se agarró el conjunto de Cantero, y de qué manera. Dos triples de Fiebich, quién si no, y una canasta de Carmen Grande ponían de nuevo un +7 esperanzador a falta de la mitad del cuarto. El Príncipe Felipe creía en la hazaña y la asfixiante defensa de las aragonesas, que dejaron al Villeneuve en solo tres puntos cuando restaban solo dos minutos del cuarto, permitían seguir soñando. Pero tres ataques consecutivos marrados por el Casademont (quién sabe qué hubiera pasado de haber entrado alguno de esos triples) apagaban el sueño de un equipo que se dejó todo en la cancha y que dio una lección de carácter y orgullo. Las canastas de Gatling llegaron demasiado tarde y el partido, ya decidido, acabó con una canasta de Davinia con todo el pabellón puesto en pie agradeciendo el esfuerzo de sus guerreras. Una ovación solo interrumpida por el feo comportamiento del entrenador del Villeneuve y algunas de sus jugadoras, que no supieron ganar.

Un gran estreno

Hasta aquí la primera participación europea en la corta historia del Casademont Zaragoza. Un estreno sobresaliente, el que, con un poco más de acierto y de suerte, se podría haber ganado la matrícula de honor. Las pupilas de Carlos Cantero se despiden de la Eurocup invictas en el pabellón Príncipe Felipe y con solo dos derrotas durante toda la competición. La última, la del encuentro de ida ante el Villeneuve, fue la decisiva para que las aragonesas no se hayan podido colar entre las cuatro mejores del torneo. Vista la igualdad, todavía escuece más la abultada derrota en tierras francesas, especialmente la mala primera mitad que puso la eliminatoria muy cuesta arriba y condicionó los 60 minutos que todavía quedaban por delante de pelea.

El Casademont cayó de pie y ganando. Una victoria amarga, sí, pero que tiene el regusto dulce de la conexión del equipo con la grada. Las de Cantero han conseguido enganchar a una afición que respondió con creces y que espera con ansias el que será el gran reto que le queda todavía por delante a las aragonesas: la Copa de la Reina en la que serán anfitrionas.