El momento es ahora. El día más esperado del año ya está aquí con el inicio de una Copa de la Reina que camina hacia récords de asistencia y en la que el Casademont Zaragoza quiere ser protagonista. No lo va a tener fácil porque enfrente tendrá a un rival duro, el Araski (jueves, 20.30 horas, Aragón TV y Teledeporte), que ya le ganó en Vitoria y le hizo sufrir en el Príncipe Felipe, y porque tendrá que lidiar con la presión de tener el viento a favor y las expectativas creadas.
No es que el Casademont Zaragoza sea el favorito para ganar una Copa que se presenta más abierta y apasionante que nunca, pero la extraordinaria trayectoria del equipo de Carlos Cantero, con 19 victorias en la Liga Endesa, sin bajar de las cuatro primeras posiciones en todo el año, cabeza de serie del torneo por derecho propio, peleando hasta el final en los cuartos de la Eurocup, son argumentos más que suficientes como para considerarlo candidato a cualquier cosa.
Se ha ganado el derecho a soñar. Y con ellas sueña toda una ciudad, entusiasmada con un equipo con el que cualquiera puede sentirse identificado por cómo son, por cómo se comportan, por cómo juegan. Ellas se siguen asombrando de que las paren por la calle, de que las más pequeñas les pidan fotos, de que las conozcan cuando salen de casa, pero es lo que se han ganado en la pista.
En esa cresta de la ola, en un nuevo boom del baloncesto femenino en la ciudad, llega el Casademont Zaragoza a esta Copa de la Reina. Ellas ya son las reinas de Zaragoza y ahora tienen una magnífica oportunidad para terminar de enganchar a la gente, para consolidar una magnífica temporada y convertirla en algo histórico. El Príncipe Felipe va a ser estos cuatro días el escenario ideal para que el baloncesto femenino español demuestre que merece la pena. Además de Casademont y Araski, Estudiantes, Valencia, Girona, Gernika, Perfumerías Avenida y Barça CBS van a disponer de un escaparate único para contribuir a la visibilización y crecimiento de este deporte.
Zaragoza toma el testigo de Valencia, sede los dos últimos años, para acoger un torneo que levantó grandes expectativas desde el principio, para el que se han vendido más de 8.000 abonos y solo quedan localidades en los fondos del anillo superior. La cantidad y variedad de aficionados, con presencia de seguidores de los ocho participantes, garantizan un ambiente único en la grada.
El Casademont no piensa en el sábado, donde le esperaría el ganador del Valencia-Estudiantes, no quiere distracciones. Todos sus esfuerzos se han centrado en hoy. Desde la eliminación europea las cargas de trabajo se han diseñado para que el equipo aragonés llegue en un momento óptimo a este torneo. Y ha funcionado. Ha demostrado en sus dos últimos partidos de Liga que físicamente está perfecto. Y también que su juego, su química como equipo, vuelven a estar en un punto álgido. Pero el equipo no se fía. Lo primero que dicen jugadoras y entrenador cuando se les pregunta por el Araski es que les ha hecho sufrir en la Liga, que les ganó en casa, que les forzó la prórroga y casi les tumba en el Príncipe Felipe. El respeto por el conjunto de Made Urieta es máximo.
El rival
El conjunto vitoriano llega con la máxima ilusión. Regresa al torneo después de tres años de ausencia para disputar su cuarta Copa y dispuesto a ser quien dé la sorpresa. En dos de sus tres anteriores participaciones llegó a las semifinales. Podrán contar con su mejor jugadora, Tanaya Atkinson, aunque no llega al 100% físicamente por unas molestias en el pie que le impidieron participar en el último partido del equipo. Un duelo que el Araski ganó con claridad al Clarinos y que le sirvió para llegar a la cita cargado de moral.
Atkinson es su estrella con los 15,9 puntos y 17,8 créditos de valoración que promedia por jornada, pero también son importantes el trabajo en el rebote de Diarra (7,1 por partido) o el equilibrio que aporta White en la pintura (9,3 puntos y 5,8 rebotes) y el acierto exterior del equipo vitoriano, con un 32,4% en tiros de tres, la novena mejor media de la Liga.
El Casademont llega con mejor media anotadora, 70,1 puntos por los 65,4 de las vitorianas, y también con mejores números defensivos, al recibir 62,4 puntos de media por los 68,7 de su rival. También es mejor el equipo aragonés en asistencias (15 frente a 12) y en recuperaciones (8 contra 6,5).
Carlos Cantero solo tendrá la duda de Lara González, que se hizo un esguince de rodilla hace diez días y está acelerando los plazos para no perderse esta cita. Sí podrá contar con Leo Fiebich, que ya demostró el pasado domingo que está recuperada tras sufrir una infección renal. La germana es la máxima anotadora del equipo (13 puntos), la mejor reboteadora (6,7) y la que más valoración promedia (18,4). Pero la fuerza del Casademont es el grupo, el poder del equipo. Por eso son las reinas de Zaragoza y sueñan con todo en este torneo que quieren hacer suyo.