¡A la final contra el Perfumerías Avenida!

Históricas. Pase lo que pase este domingo, este Casademont Zaragoza será recordado por mucho tiempo. Por una temporada espectacular y por una Copa de la Reina en la que está dispuesta a todo. Este domingo jugará la final, la primera de su historia, la primera del Casademont en la élite en 20 años de vida, porque tumbó a uno de los grandes, porque levantó 14 puntos de desventaja ante el Valencia y le acabó ganando por 15 (59-74), porque nunca se rinde, porque es imposible no querer y admirar a estas jugadoras que se dejan el alma y ponen el nombre de Zaragoza en lo más alto.

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La semifinal fue apoteósica, un triunfo enorme ante un rival gigante, una grada entregada, un ambiente inmejorable, una afición feliz, festejando por todo lo alto el baloncesto de sus jugadoras. De un Casademont que fue de menos a más, que se comportó como un grande, como un veterano, como si llevara toda la vida jugando finales. Pero no, este domingo jugará la primera, a las 17.30 contra el Perfumerías Avenida, que ganó sufriendo ante el Gernika por 53-59, y en un Príncipe Felipe que si este sábado batió el récord de asistencia (8.876) hoy puede ser una auténtica locura. No se merecen menos este equipo ni este torneo.

Fallido plan inicial

Esta vez el plan inicial no salió bien. La defensa del Casademont Zaragoza hizo aguas y la calidad del Valencia Basket, el resto. Las visitantes, que actuaban como locales en el marcador, encontraron fácil la vía de anotación mientras que al cuadro zaragozano no le entraba nada. La zona del Casademont no funcionó y el Valencia, liderado por Raquel Carrera, mandó al inicio en el juego y en el marcador, llegando a tomar hasta 14 puntos de ventaja (23-9, minuto 7) sin que el Casademont encontrara la respuesta adecuada. Cantero rotaba a sus juagdoras en busca de un cambio de dinámica que no llegaba, ni siquiera juntando a Geldof y Gatling por dentro. El primer cuarto terminó con un preocupante 28-18.

Vega Gimeno, la mujer Casademont

Pero entonces apareció el carácter de este equipo, su inmenso corazón, su enorme espíritu competitivo. El Casademont se puso las pilas en defensa, aumentó su nivel de intensidad, provocó más errores en el rival y los aprovechó mejor, tanto corriendo como anotando desde lejos. Cuatro veces acertó el equipo aragonés por ninguna de su rival en la primera parte, lo que permitió a las zaragozanas ir recortando poco a poco la distancia para algarabía de la grada, volcada con su equipo y enfadadísima con los árbitros. Con una anotación coral, con juego de equipo, el Casademont no solo logró acercarse, sino que enjugó los 14 de diferencia y se fue al descanso con un empate a 34. Había dejado a su rival en 6 puntos en los segundos diez minutos. Había hecho creer a la grada, que despidió a sus jugadoras al grito de «¡Sí, se puede!» cuando se marchaban a los vestuarios.

Primera ventaja

El Casademont ya había encontrado el camino, dificultando al máximo el ataque a su rival. Así continuó en la segunda parte, con las taronjas obligadas a jugar posesiones cada vez más largas y peor resueltas. El Casademont encontró a Gatling, Fiebich y una desatada Carmen Grande para darle por fin la vuelta al marcador y tomar la primera ventaja a los 27 minutos de juego (41-43). No terminó ahí la cosa. Con un parcial demoledor, el equipo aragonés se puso 7 arriba (41-48) en el minuto 29. De 14 abajo a 7 arriba. 21 puntos de diferencia ante uno de los grandes de la competición. 

La cuarta final para Zaragoza

La ventaja con la que terminó el tercer cuarto (43-48) era solo el preludio de lo que estaba por venir, de un último cuarto de locura, casi perfecto del Casademont Zaragoza. Yante un Valencia que tampoco se rindió, que lo empató con cuatro puntos seguidos de Cristina Ouviña (53-53) y que volvió a ponerse por delante (58-53, minuto 35). Pero no pudo ganar. No le dejó un Casademont Zaragoza impecable en defensa que encontró en la capitana a su referencia en el momento clave con dos triples seguidos que encendieron a la grada. 

Con tres puntos de ventaja y el reloj avanzando hacia el final (59-62 a 3.20), al Valencia se le encogió la muñeca y empezó a quedarse sin puntos mientras el Casademont desplegaba su mejor juego, con Mariona mandando, Fiebich decidiendo por calidad y Vega Gimeno por rasmia, empuje, fuerza, llámese como se quiera. La cuestión es que para entonces, para el momento clave, justo cuando hacía falta, el Casademont ya estaba desatado y ya había desatado la locura en la grada. El Valencia se vio impotente ante el vendaval aragonés y acabó sucumbiendo por 59-74 ante el equipo de moda en Zaragoza, ante un Casademont a un paso de la gloria.