La crónica del Maroussi-Casademont Zaragoza: sin defensa no hay nada que hacer (104-91)

Sin defensa no hay nada que hacer. Volvió a comprobarlo por enésima vez el Casademont Zaragoza en Grecia, condenado por su falta de intensidad atrás durante buena parte del encuentro. Su buen desempeño ofensivo hizo que no se pareciera a aquellos partidos en La Coruña, Levice o Valencia, pero el resultado fue el mismo, al fin y al cabo, derrota frente al Maroussi y sin opciones reales de triunfo (104-95). Ambos fiaron su suerte al ataque y mostraron un gran acierto durante casi todo el encuentro, pero los locales se aplicaron mucho más en defensa en el parcial definitivo y secaron a un Casademont que no terminó de entender lo que debía hacer.

Otra vez más de cien puntos, más de 20 en cada cuarto, solo un parcial de los cuatro a favor. Otra vez que anotar mucho, 95 puntos fuera de casa, no permite al equipo ni pelear por la victoria. Otra vez que dar confianza a un rival con buenos jugadores no da buen resultado. Ni el paso adelante de jugadores como Mencía o Slaughter, ni los buenos minutos de Jaime Fernández. La suma de esas pequeñas cosas no fue suficiente para el Casademont Zaragoza, que quizá prescindió demasiado de Bango en algunos momentos. La cuestión es que encajando 104 puntos todo es mucho más difícil. Y el equipo de Fisac debería de haberlo aprendido ya. 

El partido comenzó con buen ritmo y con ambos equipos muy acertados. Desde el principio se impuso el ataque a la defensa, los dos se afanaron más en anotar que en frenar al rival, y el Maroussi supo castigar muy bien los errores del Casademont mediante transiciones y canastas rápidas. Al conjunto aragonés le costó apenas un minuto entonarse y, con un gran acierto desde el triple, fue sumando de tres en tres frente a un Maroussi que también encontraba la anotación fácil con Keene y Langevine, principalmente.

La falta de intensidad atrás marcó la primera parte, con un primer parcial de 26-24 y un segundo con todavía más puntos para alcanzar el descanso con 55-48. El Casademont continuó con un buen ritmo anotador, sobre todo de lejos con un excelente 9 de 15 en triples, pero no conseguía frenar al Maroussi, que sumaba casi en cada acción. Jaime Fernández volvió a sumar minutos de calidad con 8 puntos, mientras que a Bango le costó más entrar en juego y no anotó su primera canasta hasta el minuto 17. El equipo aragonés estaba bien en ataque, encontrando puntos en muchas manos, pero tenía que ponerse el mono de faena atrás si quería tener opciones en la segunda parte.

No lo hizo, o al menos no lo hizo con la intensidad y la continuidad suficiente. El Maroussi ya estaba cómodo en ataque y, a lomos de los puntos de Keene y Mantzoukis, llegó a los 70 en solo 24 minutos de juego. Ahí fue cuando llegó la mejora del Casademont atrás, impidiendo que su rival anotara en varias acciones seguidas, y con el ímpetu de Mencía y la calidad de Slaughter pudo recortar hasta quedarse a tres puntos (74-71). Tuvo un adicional para ponerse a dos pero no lo aprovechó y el Maroussi volvió a tomar aire en la recta final del tercer cuarto para llegar en ventaja aunque con todo abierto para el final (78-74).

Pero no cambió la dinámica en el último parcial. El Maroussi ofreció su mejor versión, mejorando incluso lo visto hasta ese momento, y al Casademont le entraron las prisas por anotar y llegaron los fallos. Errores, malas decisiones, pérdidas, triples que ya no entraban... y el Maroussi siguió anotando y afianzando su ventaja. Llegó a tener 14 puntos en otro momento crítico para el Casademont, porque el averaje puede resultar decisivo para la clasificación. La vuelta de Bango al partido, jugando con pequeños, dio un poco de aire al equipo pero todo resultó insuficiente porque el Maroussi lo tenía todo bien controlado. El Casademont volvió a comprobar de la peor manera posible que sin defensa no hay nada que hacer.