La crónica del Cholet-Casademont Zaragoza: despedida y cierre

Punto y final a otra FIBA Europe Cup, de nuevo en cuartos de final, de nuevo sin opciones, otra vez claramente superado por su rival. Esta vez ha sido el Cholet el que ha dejado en evidencia al Casademont Zaragoza (90-71), pasándole por encima, superándole en juego, en intensidad, en físico, en acierto, en rebotes, en asistencias, en valoración... en todo lo cuantificable y lo invisible de un equipo. El Casademont no está solo fuera de Europa sino que se encuentra lejos, lejísimos, a años luz, de su mejor versión, de la que encontró a lomos de Bango, con unos bases superlativos y muchos puntos en las manos.

Ahora ya no queda rastro de ninguno. Bell-Haynes y Spissu, que comparten pista muchos minutos, más con Dimsa fuera de combate a las primeras de cambio, están irreconocibles, Dubljevic no ha vuelto todavía, para colmo se lesionó Mencía, Sulejmanovic es el mejor pívot del equipo, el único que juega cerca del aro... Y cuando todo falla, cuando nadie está en su mejor versión, cuando nada de lo que se plantea en la pista da resultado, cuando el equipo ni defiende ni ataca, hay que mirar al banquillo y a un Porfirio Fisac que no ha conseguido recomponer al equipo.

Desde el principio se vio el camino que iba a tomar el partido. Un Casademont con pocos recursos ofensivos y menos acierto y una defensa que no pasará a los anales por nada bueno a lo que se sumó un arbitraje que no iba a concederle ni un milímetro al conjunto de Fisac y que, en caso de duda, iba a resolver siempre para los locales. Así que el conjunto francés, llevado en volandas por un pabellón a reventar, con el ‘no hay entradas’ colgado desde el día anterior, se puso por delante desde el principio y dominó el marcador sin necesitar a Diawara, su hombre más destacado en la ida.

Con los puntos de Smith y el desacierto del Casademont el Cholet empezó a tomar ciertas ventajas desde el principio, llegando ya a los once puntos (22-11) en los primeros compases. En el primer cuarto (23-16) el Casademont solo lanzó doce veces a canasta y sin mucho tino. La dureza que quiso poner atrás Watson no fue suficiente. Cuando el Casademont se acercó (25-20), el duelo entró en una fase de correcalles, acelerando su ritmo, algo que al equipo aragonés no le conviene nada porque ahí es, todavía, más impreciso. Así que la diferencia volvió a estirarse, esta vez ya de manera peligrosa, porque el Casademont podía quedarse demasiado lejos demasiado pronto. Por 17 llegó a perder el conjunto de Fisac (39-22) y Sulejmanovic, su mejor pívot, el que más cerca del aro juega, ya acumulaba tres faltas.

Al descanso eran 15 de diferencia (45-30) que dejaban al Casademont y su futuro europeo en el alambre. Mucho debía mejorar en la segunda parte no ya para ganar sino para cumplir el objetivo de Fisac de llegar vivo al último cuarto. Pero la dinámica no cambió en lo sustancial porque el Casademont siguió teniendo los mismos problemas para anotar y el Cholet estiró la diferencia hasta los 19 (55-36). Ahí el conjunto aragonés buscó recortar distancias a base de triples de todos los colores, bien, mal y peor tirados, sin demasiado acierto. Sus parciales eran demasiado escasos como para hacer dudar a un Cholet muy superior y con las ideas muy claras.

El partido entró en su tramo decisivo con 62-48 en el marcador y el Casademont con un pie fuera de la competición. No tardó en sacar los dos, por si quedaba alguna duda, porque sus únicos intentos de volver al partido y la eliminatoria eran triples en transición. Los parciales eran insuficientes y el conjunto aragonés terminó desquiciado, con Fisac expulsado por doble técnica. Los árbitros fueron caseros pero no influyeron en el resultado final de un Casademont que perdió por deméritos propios ante un rival superior en todas las facetas.