CASADEMONT ZARAGOZA

El crédito de Porfirio Fisac se agota en el Casademont Zaragoza

La nefasta racha de resultados, la falta de ambición, los problemas defensivos sin resolver durante toda la temporada y la falta de competitividad en Europa han desgastado por completo la figura del técnico segoviano

Porfirio Fisac da instrucciones durante un partido.

Porfirio Fisac da instrucciones durante un partido. / RUBÉN RUIZ

Zaragoza

La temporada del Casademont Zaragoza cada vez se desvía más de un camino recto y el crédito de Porfirio Fisac se agota en el club. La derrota frente al Gran Canaria, tan parecida a otras anteriores, deja al equipo aragonés en tierra de nadie, con la plaza europea aún por certificar y con una racha de resultados alejada del potencial de la plantilla: tres victorias en los últimos quince partidos, cinco derrotas consecutivas. Una trayectoria muy similar a la del año pasado.

No es el partido de este fin de semana ni uno en concreto lo que ha desgastado la figura de Porfirio Fisac, sino que es algo que ha ido sucediendo poco a poco, semana a semana, prácticamente desde el inicio de la temporada. El club apostó, también económicamente, por una plantilla más competitiva, reteniendo a Bell-Haynes, fichando a Spissu, a Dubljevic, pensando en dar un paso al frente y no pelear solo por salvar la categoría, además de buscar, al menos, la final europea.

Pero, al menos en sus discursos públicos, Porfirio Fisac no ha mostrado la misma ambición, incluso ha sido siempre mucho más cauto que sus jugadores. Mientras la plantilla no ha tenido problema en fijarse la Copa, el título de la FIBA Europe Cup y el playoff como objetivos, el técnico se ha mantenido en su discurso de las doce victorias, sin querer hablar de Copa más que en la semana de Manresa, sin mencionar el playoff, y aduciendo siempre que lo que da de comer al club es la Liga y no Europa.

Tampoco está satisfecha la entidad aragonesa con el tiempo de trabajo. Como muestra, la última semana en la que el Casademont no pudo jugar ante el Leyma por la disputa de la Final Six. Con el equipo ya dando síntomas más que evidentes de sus problemas defensivos y de juego, el número de entrenamientos se redujo.

Los problemas del Casademont no son nuevos. Defensivamente no ha sido consistente en ningún momento de la temporada, presentando el mayor número de puntos en contra de su historia. Y ha tenido una cruz constante con los triples rivales, que no ha llegado a defender casi nunca. Ofensivamente, encontró una forma de juego en torno a Jilson Bango, aprovechándose de su poderío físico para rebotear, recuperar y correr, pero tras la marcha del angoleño nada ha sido lo mismo.

En Europa el equipo dejó la sensación desde el principio de no dar demasiada importancia a la competición, a pesar de ser claramente la única que podía llevarle a la gloria. En casa cumplía, pero fuera era como si se dejara ir. Por ejemplo en la pista del Levice eslovaco (96-80), una derrota que dolió especialmente en el club. Tampoco pasó inadvertido el hecho de que la primera victoria fuera llegara en la pista del Bursaspor a la que no pudo viajar Fisac por encontrarse enfermo. 

En la eliminatoria de cuartos de final el equipo no compitió contra el Cholet francés, que no era ni mucho menos un equipo superior como sí lo fue el Chemnitz hace un año, pero es que el Casademont perdió buena parte de sus opciones al no asegurar el factor cancha, primero perdiendo en la pista de un casi desahuciado Oporto y, luego, cayendo en casa ante el Tofas Bursa. La sensación generalizada es que la plantilla tenía capacidad para llegar mucho más lejos.

En Liga hubo dos partidos que estuvieron a punto de provocar un cambio en el banquillo. La derrota en La Coruña (110-86) y, sobre todo, la de Valencia (111-82), porque ese día el club tuvo que hacer un contrato profesional a Haydn Ling para que pudiera estar en la Liga y Fisac lo puso de titular, perdiendo toda opción de competir el partido desde el primer cuarto. Esa derrota desató una crisis importante pero el equipo reaccionó con cuatro victorias seguidas que le permitieron soñar con la Copa. Sin embargo, desde aquella derrota contra el Manresa el Casademont se ha caído sin que Fisac sea capaz de levantarlo. Por eso su crédito se agota en el club.

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