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Casademont Zaragoza

Paseo al trantrán del Casademont Zaragoza por Leganés (47-68). La crónica del Leganés-Casademont Zaragoza

Las de Cantero se aprovechan de la inspiración de Bankolé y el bloqueo del Leganés para sumar el segundo triunfo liguero sin tener su mejor día

Bankolé lucha la posición por un rebote en Leganés

Bankolé lucha la posición por un rebote en Leganés / Manu Vázquez

Arturo Pola

Arturo Pola

Zaragoza

No se le había dado bien al equipo aragonés la primera salida del curso en el pasado, pero este Casademont es un nuevo Casademont y tiene calidad para dar y regalar. Cuando unas jugadoras no están finas, son otras las que aparecen. Y contra eso la gran mayoría de conjuntos de la Liga Femenina Endesa no puede competir. En esta ocasión le tocó a un Leganés (47-68) que, tras un visceral arranque, no tuvo más remedio que sacar la bandera blanca ante la superioridad de un equipo que no tuvo, ni mucho menos, su mejor día. No obstante, no tuvo ningún problema para someter a las locales y regalarle un triunfo a Carlos Cantero en su partido número 200 como técnico del Casademont tras una exhibición de Ornella Bankolé.

Y eso que el Leganés saltó a su cancha sin ningún tipo de complejos. Sin nada que perder, con ataques cortos y con mucha valentía, las madrileñas fueron a por el Casademont y a las de Cantero les pilló a contrapié la fulgurante salida de sus rivales. En cinco minutos, las locales dominaban el encuentro por un interesante 13-7 ante unas aragonesas a las que parecía que podían llegarles fantasmas del pasado en este tipo de encuentros.

Podía preverse entonces un atractivo duelo en tierras madrileñas. Pues todo lo contrario. Porque cuando los tiros del Leganés comenzaron a no entrar, sus jugadoras colapsaron. De hecho, en los 15 minutos de baloncesto que quedaban en la primera parte solo anotaron 8 puntos. Pérdidas, tiros sin sentido y fallos inexplicables ante un Casademont que tampoco tenía su mejor día. Aun así, el primer cuarto ya acabó con las de Cantero por delante (13-15).

Un huracán

Mientras en las locales nada cambió, no llegaban las ideas y cada ataque suyo era un dolor de muelas, en las zaragozanas la entrada de Bankolé desniveló el encuentro. Hubo un momento que la francesa, con un físico que impresiona, parecía que estaba jugando contra alevines. Corría la cancha como quería. O bien anotaba ella o dejaba en ventaja a sus compañeras. Mientras tanto, y con el Leganés noqueado, la renta no paraba de aumentar en un partido que se había roto por completo.

Fue Dodson la que volvió a ver canasta en un par de veces consecutivas, pero al Casademont, con Pueyo y Gueye anotando, no había ya manera de frenarle. El parcial desde ese 13-7 inicial fue un aplastante 8-32 para un 21-39 que dejaba, salvo cataclismo, el choque visto para sentencia.

La segunda parte sobró por completo. A los dos equipos además. Porque ni el Leganés creía en la remontada ni el Casademont Zaragoza necesitaba hacer sangre. El tercer cuarto fue un tostón. Demasiado trabado, con poco brillo y con demasiadas faltas e interrupciones innecesarias tal y como se estaba desarrollando el partido. No le sirvió a las jugadoras de Cantero, salvo a Bankolé, ni para coger ritmo ni para mejorar sus sensaciones. Tampoco al equipo en general para ensayar cosas.

De hecho, un despiste de las zaragozanas, parcial de 9-0 en contra incluido, provocó el enfado de Cantero. Pero el partido no peligró en ningún momento y al final llegó lo que los dos equipos pedían a gritos, el final. Así acabó un paseo al trantrán por Leganés de un Casademont que hizo lo que debía y ya piensa de nuevo en la Euroliga.

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