El agitado estado mental del supuesto autor del crimen del Arrabal, E. S. B., de 50 años, ha impedido que le tome declaración la jueza del caso, Mercedes Terrer, titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Zaragoza. Por ello la magistrada ha tomado la decisión de enviarlo a prisión provisional sin oírlo previamente, como establece la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que contempla asimismo mecanismos para resolver la situación generada por este crimen.

De momento, el presunto agresor sigue ingresado en la planta de Psiquiatría del hospital Miguel Servet de la capital aragonesa. Nada más ser detenido, en el número 26 de la calle Palencia, comenzó a decir frases sin sentido que ya hicieron sospechar que tenía graves problemas de salud mental.

De hecho, fue él mismo quien se presentó en la Jefatura Superior de Policía de Aragón diciendo incongruencias. Y cuando los agentes del Grupo de Homicidios le acompañaron a su piso comprobaron que en el suelo había tendido un hombre, José Antonio R. R., que compartía vivienda con el sospechoso desde hace una veintena de años.

Posible prórroga

La víctima había sido estrangulada y presentaba un corte que le produjo un sangrado. Además había recibido golpes en la cabeza. Pero de las declaraciones iniciales del presunto autor del asesinato se deducía que no era consciente de lo que había hecho, un factor que podría hacer que se prolongara su estancia en la planta de Psiquiatría del Miguel Servet, hasta que se establezca un diagnóstico y recobre la calma.

En un principio, se barajó la posibilidad de que la jueza tomara declaración a E. S. B. en Psiquiatría, pero la persistencia de los síntomas del detenido desaconsejó esa opción.

De hecho, el supuesto autor del crimen cometió el hecho, el pasado fin de semana, en pleno arrebato de locura, según los testimonios que efectuó.

La noticia del asesinato causó una honda conmoción entre los vecinos de la casa donde viven el agresor y la víctima. Ambos eran conocidos de los vecinos, pero no existía ninguna relación con ellos, pues ambos eran considerados una pareja «atípica». Además, no hacían vida en el barrio y tampoco se relacionaban mucho con su entorno.

Extraño comportamiento

E. S. B. llevaba unos diez años prejubilado por problemas de salud relacionados con la espalda, mientras que su víctima trabajaba en FCC. Habían convivido durante dos décadas sin dar que hablar a los otros ocupantes del bloque, pese a que su extraño comportamiento, pero «nadie se esperaba que pasara lo que ha pasado», según manifestó ayer un vecino que no quiso facilitar su identidad.

Hay que tener en cuenta que a mediodía de hoy ha terminado el plazo de detención de 72 horas que contempla la ley antes de que una persona arrestada sea puesta a disposición judicial. De ahí que la jueza haya optado por decretar su ingreso en prisión, habida cuenta además de que el hospital Miguel Servet dispone de un módulo para presos que reciben tratamiento médico.

Inicialmente, ante la falta de datos, se conjeturó que el crimen podía tener un móvil pasional o económico, pero ambas versiones quedaron descartadas cuando se averiguó que la vinculación entre agresor y víctima era la de compañeros de piso y que el detenido no se había apoderado de dinero y bienes de José Antonio R. R. «La necesidad de pagar el piso hizo que se unieran, más que la amistad», aseguró un vecino.