El estanco de la calle Predicadores, en el zaragozano barrio de El Gancho, controla el acceso como si se tratase de una joyería. Lo hace desde el sábado y no es para menos: un joven encañonó en la sien a una de las empleadas consiguiendo el botín de toda la jornada del sábado. La Policía Nacional lo está buscando.

Ocurrió a cinco minutos de que bajaran la persiana. A las 13.55 horas del pasado sábado. Por la tarde ya no iban a abrir. En el interior del establecimiento, que no solo vende tabaco, sino también prensa, revistas, dulces y es administrador de loterías, estaba Nina y su sobrina. Estaban haciendo lo que coloquialmente se dice como «hacer caja» cuando sufrieron el mayor susto de su vida, por el momento. Un joven encapuchado entró, les apuntó con una pistola y les exigió todo el dinero que había en la caja. «Tenemos todavía mucho miedo, nunca nos había pasado», afirma a este diario esta vendedora a la que se le humedecen incluso los ojos al recordar lo vivido.

Sucedió en cuestión de segundos pero se acuerdan como si acabara de pasar. El sospechoso accedió y directamente hizo visible que iba armado. De hecho percutió el arma, que se desconoce por el momento si era real o simulada, y les dijo: «O me dais todo el dinero u os mato». Se quedaron paralizadas, lo que puso mucho más nervioso al atracador, que sacó una bolsa de la sudadera negra con capucha que vestía y les dijo que introdujeran en ella todos los billetes y monedas de la caja.

Pero no le debió parecer suficiente y se acercó a una de ellas, poniéndole el arma corta en la sien. «Te mato, te mato, dame el dinero de esa caja», les espetó. Y así lo hicieron. Un botín que no pueden valorar porque no habían terminado de contabilizarlo, si bien era el de toda una jornada puesto que las tardes del sábado no abren.

Por si fuera poco aún hubo otro momento más de tensión. Una clienta fue a entrar y las dos empleadas del estanco le dijeron que no lo hiciera, pero que llamara a la Policía. «Se lo dijimos de forma inconsciente porque ahora lo pienso y digo... nos podía haber disparado», señala Nina.

Al ver que se le complicaba el atraco, el sospechoso decidió salir corriendo con el dinero en los bolsillos, olvidándose la bolsa que les había dado en el interior, pero no sin antes apuntar con la pistola a otro viandante de la calle que estaba llamando al Cuerpo Nacional de Policía.

«Exigimos más seguridad en el barrio, esto no puede volver a pasar ni a nosotros ni a otros», señala esta comerciante, quien destaca que es la primera vez que sufre un atraco de estas características. «Lo tenía todo planeado, lo hizo antes de cerrar y el sábado que no hay obreros en la reforma de esta calle».

El Grupo de Atracos de la Jefatura Superior de Policía de Aragón trata ahora de identificar, localizar y detener al sospechoso. Están analizando la grabación de las cámaras de seguridad, así como las huellas dactilares de la bolsa que se olvidó dentro del establecimiento. Los testigos destacan su juventud y que su acento era de proceder de un país árabe.

El aumento de la delincuencia en esta zona llevó el año pasado a instalar un sistema de videovigilancia en varias calles, a realizar macrorredadas y a incrementar la presencia policial con patrullas fijas.