Una consulta para solicitar unos análisis de sangre con los que confirmar un embarazo fue la excusa que un médico de Zaragoza empleó para tocarle los pechos a su paciente. Era, al parecer, su forma de comprobar que la joven estaba gestando. Unos abusos que denunció al igual que otras 31 mujeres y que van a llevar a Pedro Florentino G. H. al banquillo de los acusados. La Fiscalía solicita una condena de 60 años de cárcel para este sexagenario.

La detención de este facultativo por parte de la Unidad de Familia y Mujer (UFAM) de la Jefatura Superior de Policía de Aragón se produjo en mayo del pasado año, después de que siete mujeres fueran a comisaría y expusieran haber sufrido tocamientos innecesarios e, incluso, que fueran tratadas con palabras como «cariño», «guapa» hasta decir «qué bonitas uñas tienes» a una de ellas. El efecto de dicho arresto fue que saliera a la luz un modus operandi por parte del investigado que 32 mujeres se vieron reflejadas como víctimas. Todas ellas a partir de octubre del 2020 en el centro de salud Parque Goya 2, perteneciente al Servicio Aragonés de Salud.

El acusador público señala a Pedro Florentino G. H. como autor de 26 abusos sexuales, siete tentativas y un delito de intrusismo, puesto que considera que está habilitado únicamente para ejercer en medicina general, sin que le conste la especialidad de ginecología o en técnicas diagnósticas de mamografía. Todo «con el ánimo de satisfacer sus instintos lúbricos».

En un extenso escrito, el fiscal Rafael Soteras relata cada uno de los casos sufridos por las mujeres, evidenciando que, presuntamente, su único objetivo era tocar los pechos de sus pacientes. Muestra de ello es cuando una mujer acudió al ambulatorio aquejada de un dolor de espalda y problemas en los nervios de un brazo y el facultativo, al parecer, le dijo que le iba a tocar los pechos, si bien esta se echó a llorar. La respuesta fue, según la denunciante, abrazarla.

Otra fue cuando una paciente pidió ayuda porque su marido había dado positivo en covid19 y se encontraba angustiada, siendo consolada con expresiones cariñosas, llegando a pasarle la mano por la espalda para finalmente darle dos palmadas en el culo. 

«¿Cómo una persona tan joven y tan guapa puede haber pasado todo esto?»

Cualquier excusa le valía. Hubo un día que una joven pidió cita médica para tratar una cuestión de pérdida de peso y Pedro Florentino G. H. acabó, supuestamente, sugiriéndole una exploración mamaria al tiempo que le dijo que él «la veía bien».

Otro caso fue el de una paciente de artrosis que acudió para tratar su dolencia y pudo escuchar cómo el encausado le decía: «¿Cómo una persona tan joven y tan guapa puede haber pasado todo esto?» para, seguidamente, manifestarle que los abrazos «venían muy bien». También la exploró y le dio varios golpes en los glúteos al tiempo que le preguntaba por si el dolor le bajaba «al culete». Un comportamiento que repitió con mujeres que acudían por problemas de varices, de dolor de ovarios o dermatológico.

En una ocasión, según una denunciante que acababa de someterse a una operación para aumentarse los pechos, el facultativo le dijo que quería revisárselos hasta el punto que le pellizcó los pezones