Diego y Jaime, de 25 y 15 años, fueron asesinados la semana pasada en Madrid a manos, o más bien a machetazos, de integrantes de bandas latinas. En Zaragoza, la última víctima mortal fue Sami Hamidi, de 21 años. Su sangre sirvió para que un menor consiguiera bautizarse en los Dominican Don’t Play (DDP) en 2018.

Durante todo este tiempo no ha habido víctimas mortales, pero sí varios intentos entre miembros de los DDP y los Black Panther (BP), rivales y radicados en la capital aragonesa. La Brigada de Información y el Grupo de Menores (Grume) de la Policía Nacional se afanan en identificar a sus integrantes para desmantelarlos.

Una tarea nada fácil puesto que las bandas juveniles cada vez lo son más, nutriéndose de adolescentes de 14, 15 y 16 años. «Se aprovechan de la vulnerabilidad de los menores, sobre todo de la facilidad de adoctrinarlos y de que la ley es más laxa con ellos», afirman fuentes policiales consultadas por EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, que señalan los parques de la ciudad y los centros escolares como los lugares escogidos por la figura del captador. También lo hacen, y cada vez más, a través de las redes sociales, especialmente Instagram.

«Se aprovechan de la vulnerabilidad de los menores, sobre todo de la facilidad de adoctrinarlos y de que la ley es más laxa con ellos»

El objetivo es siempre un menor que tiene algún tipo de problema, bien sea de estudios o con sus seres queridos, ya que los pandilleros les prometen formar una nueva familia. La protección de cada uno de los miembros es una promesa que se hace ley.

Una vez embaucados tienen que someterse a un periodo de pruebas en el que deben demostrar que son fieles a su organización. «La organización les proporciona seguridad, les concede un rol y posición dentro de la misma y se convierte en su razón de ser», destacan estas mismas fuentes.

Durante este periodo se les instruye en la comisión de delitos, en el porte de armas y en los enfrentamientos con bandas rivales, llevándose a cabo, tras su superación, unos ritos de iniciación en la banda, con la comisión normalmente de un delito de sangre.

La Policía Nacional tiene en estos momentos identificadas dos organizaciones de este tipo: los Dominican Don’t Play (DDP) y los Black Panther (BP), quienes se reparten la ciudad en dos territorios. Su vida gira en torno a los pisos de los miembros adultos y a los parques y plazas.

Los primeros se centran especialmente en el parque de La Granja y en el barrio de San José, mientras que los otros se circunscriben al parque Delicias y al distrito que da nombre a esta zona ajardinada. Dos escenarios que son empleados para retarse con armas blancas y palos.

Tanto el Cuerpo Nacional de Policía como la Local han aprehendido decenas de machetes y cuchillos en diferentes intervenciones. La prevención es uno de los mecanismos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad para hacer frente a este problema que genera alarma social y que ha conllevado que en Madrid se hayan desplegado este fin de semana 500 efectivos para atajarlo.

En la capital aragonesa se han venido realizando macrorredadas en parques (como la foto que ilustra este texto), que se unen a las labores de vigilancia, tanto en la calle como en las redes sociales, y a la prevención en los colegios e institutos por parte de Participación Ciudadana, dando charlas y consejos sobre los peligros que entraña acceder o pertenecer a estos grupos.

Operación policial de la Policía Nacional en Zaragoza contra la banda latina Dominican Don't Play

Operación policial de la Policía Nacional en Zaragoza contra la banda latina Dominican Don't Play

También se han producido importantes operaciones como Sanjo, realizada en marzo de 2021, y que permitió descabezar los DDP, siendo detenidos 24 integrantes, ocho de ellos menores. El supuesto cabecilla, conocido como Biwan, permanece en prisión provisional al igual que otros miembros a la espera de un juicio por el que la Fiscalía pide hasta 80 años de prisión.

Curiosamente, estos golpes policiales han hecho reinventarse a las bandas. Según estas mismas fuentes, en un origen las dos bandas presentes en Zaragoza estaban formadas exclusivamente por jóvenes de su misma nacionalidad, «aunque hoy en día, debido a las numerosas operaciones policiales llevadas a cabo para erradicarlas en los últimos años, los miembros captados son españoles (dominicanos de segunda generación) e incluso de otras nacionalidades que nada tienen que ver con el centro y el sur de América». Muchos de ellos son hijos de inmigrantes.

El origen de los fondos con los que se sustentan es la venta de drogas

La característica principal que les une a todos ellos es que «utilizan símbolos o saludos propios, que ya empleaban en EEUU, lo que acentúa su sentimiento de identidad grupal».

La investigaciones policiales han podido determinar que el origen de los fondos con los que se sustentan es la venta de drogas. Una función que suele adjudicarse a los menores de edad, quienes se enfrentan a castigos penales más livianos.

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Con el dinero no solo se pagan sus gastos, sino que también financian a sus organizaciones centrales. Los DDP denominan a las ramificaciones como coros y el de Zaragoza pertenece al de Madrid. En el caso de los BP, dependen de su central en Barcelona.

Dominican Don’t Play (DDP), Black Panther, Latin Kings, Ñetas, Blood, Forty Two, Trinitarios y Mara Salvatrucha son las principales bandas en España. La última es la más nueva y la que menos miembros tiene. Sólo las dos primeras están en Zaragoza.