Un hombre de 61 años apareció ayer muerto, con signos de violencia, en su casa en ruinas de la calle Mayor de Figueruelas, en la Ribera Alta del Ebro. Algunos vecinos indicaron que la víctima, Luis Antonio G. I., era una persona tranquila que no daba que hablar, pero que llevaba fama de que se dedicaba al «trapicheo» de drogas, en particular marihuana. La Guardia Civil investiga este crimen.
Según los primeros indicios, la víctima recibió una paliza y presentaba fuertes golpes en la cabeza que pudieron ocasionarle un traumatismo craneal. Vivía solo, con dos perros que no ladraron, según declaraciones de los testigos. Además, los accesos a la vivienda no habían sido forzados y la cerradura de la puerta se hallaba intacta.
La Guardia Civil fue avisada del crimen a las 2.00 de la madrugada de ayer, a través del 112. Un familiar del fallecido dio la voz de alarma al comprobar, en una aplicación de móvil, que las cámaras de seguridad instaladas en el interior de la vivienda estaban desconectadas. Los investigadores inspeccionaron el lugar del crimen y hallaron sustancias estupefacientes en el interior de la vivienda.
Algún altercado que otro
«De vez en cuando se oían gritos fuertes, como de discusiones, y en una ocasión, no hace mucho, hubo un altercado en la calle en la que se amenazaron con palos», explicó un residente que pidió no revelar su identidad. Hace un tiempo, al parecer, Luis Antonio G. L. recibió una paliza, aseguró.
Otra persona manifestó que en torno a la vivienda del fallecido, que tiene el tejado hundido, «había siempre jaleo de gente que iba y venía». «En la puerta hay una ventana y él la abría y por ese hueco hablaba con la gente que se acercaba a la casa», explicó una mujer.
Las autoridades le habían llamado la atención porque había instalado cámaras en la fachada de su vivienda, una deteriorada casa de pueblo con planta baja y primer piso. «Esas cámaras las tuvo que retirar, pero al parecer debía de tener otras dentro de la casa», señaló un residente. Ahora es posible que las grabaciones del sistema de seguridad sean examinados por el Grupo de Homicidios de la Benemérita en busca de imágenes que arrojen información sobre la identidad del o de los atacantes.
«No hemos oído nada, nos hemos enterado solo esta mañana, cuando hemos visto vehículos de la Guardia Civil», manifestó una vecina.
La vivienda de Luis Antonio G. I., al que algunos habitantes de la localidad se referían como el Droguero o Lagi, un mote creado con las iniciales de su nombre, se encuentra en plena calle Mayor, a la altura del número 16. «Traficaba hace años y venía gente de noche y de día», manifestó otro residente. «No sé en qué había trabajado en su juventud, solo sé que tenía una discapacidad de algún tipo y debía de cobrar una pensión», añadió.
«Debía de ir todo el día fumando, pero no era nada violento», contó una persona que vive en el entorno del lugar del suceso. «Recuerdo que una vez le robaron, alguien entró en su casa por la parte de atrás», agregó.
"Yo oí que un hombre le exigía caballo"
«De vez en cuando había broncas , pero no se puede decir que fuera un hombre violento», contó otro vecino. «Lo cierto es que en Figueruelas estamos muy afectados por lo que ha sucedido porque el fallecido es de una familia de aquí de toda la vida», agregó este mismo residente.
Últimamente, al decir de los vecinos, Luis Antonio G. I. «apenas salía a la calle». «Una vez, yo oí cómo un hombre le exigía que le diera caballo y él se resistía y le respondía que no le había pagado», relató el mismo testigo. Al cierre de esta edición, no había detenciones.
