Antonio G. I., el vecino de Figueruelas hallado muerto en su vivienda el pasado martes, no solo recibió una brutal paliza mientras estaba maniatado sin opción a defenderse, sino que, además, el autor o autores del asesinato le pusieron una bolsa en la cabeza.
Así halló el cadáver su hermano, quien llamó al 112 a pedir ayuda tras desplazarse a la vivienda, situada en el número 16 de la calle Mayor, después de que nadie respondiera a sus llamadas. Era sobre las 02.00 horas y cuatro horas más tarde se produjo el levantamiento del cadáver para su traslado al Instituto de Medicina Legal de Aragón y de Ciencias Forenses (Imlcfa). Allí se le está realizando la pertinente autopsia que trata de determinar si murió como consecuencia de los politraumatismos, especialmente en la cabeza, o si pudo perder la consciencia y morir asfixiado al no poder respirar con la bolsa.
Cuando el hermano acudió en su ayuda, sin darse cuenta de lo que estaba haciendo, modificó la escena del crimen porque lo echó al suelo y le quitó la bolsa que le tapaba el rostro, por lo que, por ejemplo, los investigadores desconocen cómo estaba colocada. No obstante, todo ello ha sido intervenido y enviado a analizar por Criminalística en busca de posibles huellas que identifique al autor o autores.
Los golpes se lo realizaron con algún tipo de objeto romo, según pudieron determinar los forenses que ahora se afanan también en analizar si la víctima podía estar bajo los efectos de sustancias psicotrópicas por sus antecedentes. Una situación que también le habrían reducido la posibilidad de defenderse ante su agresor o agresores.
El Grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Zaragoza asumió la investigación que tiene abiertas varias hipótesis, desde un ajuste de cuentas hasta un robo violento que podría ser hasta un vuelco, que es como se conoce al robo de drogas. Lo cierto es que en la vivienda fueron halladas varias sustancias. Según señaló un vecino, «De vez en cuando se oían gritos fuertes, como de discusiones, y en una ocasión, no hace mucho, hubo un altercado en la calle en la que se amenazaron con palos», explicó un residente que pidió no revelar su identidad. Hace un tiempo, al parecer, Luis Antonio G. L. recibió una paliza, aseguró.
Las autoridades le habían llamado la atención porque había instalado cámaras en la fachada de su vivienda, una deteriorada casa de pueblo con planta baja y primer piso. Por el momento no se han producido detenciones.
