Es todo un profesional de entrar en establecimientos de Zaragoza, especialmente por la noche, y robar en su interior. Con lo que no contaba era con que en el interior de la peluquería en la que iba a cometer su último golpe se encontraba su dueño. Fue detenido de forma inmediata. 

Pasaba un cuarto de hora de las 02.00 horas cuando el propietario de este tipo de establecimiento comercial en la avenida Valencia, que se había quedado a dormir en un altillo, escuchó unos ruidos que le llegaron a despertar. Era, según explicó a los agentes, como si alguien estuviera revolviendo en el interior, por lo que decidió bajar y enfrentarse al sospechoso. Hubo un forcejeo hasta que el delincuente consiguió irse corriendo.

Para evitar que el peluquero fuera a por él, cogió las llaves y las giró, dejándolas puestas. Por suerte, por la zona patrullaba un indicativo camuflado de la Brigada de Seguridad Ciudadana de la Jefatura Superior de Policía de Aragón que sospechó del comportamiento del delincuente y fue hacia él, consiguiendo darle el alto y detenerlo en las inmediaciones. El profesional explicó a los funcionarios policiales que antes de dormir había dejado la verja exterior parcialmente cerrada, si bien la puerta de acceso estaba cerrada y con las llaves puestas. 

Pero los agentes pudieron ver, tras una rápida inspección, que la valla estaba parcialmente desplazada hacia la derecha, así como que había una tabla de madera, la cual se encontraba en la parte principal, tirada en el suelo, creándose un hueco que habría sido empleado por el autor para acceder a la peluquería. Sobre dicha tabla hay una huella que correspondía plenamente con la del sospechoso. 

Por todo ello, la Policía Nacional detuvo a hombre, identificado como A. C. R., español de 41 años, que tiene en su haber una importante cantidad por hechos similares. En lo que va de semana habría sido detenido ya unas siete veces por robos. 

Fue tal la sorpresa del hombre al ser descubierto por el peluquero que no le dio tiempo para poder sustraer ningún aparato electrónico como maquinillas o secadores que, por el tipo de objeto, iban a acabar siendo vendidos como artículos de segunda mano en algún mercadillo de venta ambulante. 

Por suerte, nadie resultó herido porque el sospechoso no iba armado ni decidió emplear una tijera de las que había en uno de los carros para intentar agredir al comerciante que no había activado la alarma al estar él durmiendo en el interior del local. Ya estaba él para evitar cualquier robo y no le hizo falta ni llamar al 091 porque la Policía Nacional estaba cerca.