Maria Marian fue asesinada en 2018 en el porche de su residencia del zaragozano barrio rural de Movera al regresar de hacer unas compras con su hermana. Después de todo este tiempo todavía no hay señalada una fecha de juicio, pero la Fiscalía acaba de pronunciarse con un escrito de acusación en el que nombra como autores de un delito de asesinato a tres hombres sin especificar quién fue el que mató a la joven de un solo tiro. Junto a ellos, otros cuatro se sentarán en el banquillo por cooperar en el crimen. La diferencia entre unos y otros es que los considerados asesinos afrontan 23 años de prisión, mientras que los otros afrontan 10 años.

Los nueve hombres y mujeres que conformarán el jurado popular en la Audiencia de Zaragoza no tendrán fácil determinar emitir un veredicto de culpabilidad, no culpabilidad o inocencia en este asunto por cómo relata los hechos en su escrito al que tuvo acceso este diario. De hecho, añade que el asesinato de esta mujer fue «sin un motivo concreto, pero al parecer está vinculado al mundo del tráfico ilícito de sustancias estupefacientes».

En dichas conclusiones provisionales afirma la Fiscalía que el 21 de noviembre del 2018 los acusados Aivaras S.; Juan E. O. y Jesús J. M. formaban un grupo «perfectamente organizado», teniendo cada uno un papel asignado, viajaron en coche desde la localidad de Cambrils (Tarragona) hasta María de Huerva (Zaragoza), donde tenía su domicilio otro de los supuestos integrantes, Félix T. M, quien «les daba cobertura y apoyo logístico». Ese día «comieron todos ellos juntos, regresando nuevamente a la casa tras cometer su acción criminal».

Sobre las 19.15 horas acudieron al número 26 de la urbanización Torre Urzaiz, en Movera. «Antes le habían realizado seguimientos y vigilancias y tras cortar previamente la valla metálica que rodeaba la finca se introdujeron en la misma a esperar» que llegara la víctima, afirma la acusación pública que asevera que mientras la hermana de Maria Marian metía la compra que traían en la vivienda, la víctima mortal se quedó aparcando el vehículo en el garaje de la casa, para seguidamente salir del coche y dirigirse a la vivienda. Fue ahí cuando «fue abordada de forma sorpresiva, violenta y sin capacidad de reacción alguna, por dos de los acusados que habían acudido a la finca, esgrimiendo –al menos uno de ellos– una pistola y, tras cruzar unas palabras con Maria Marian, dispararon a un metro de distancia, quedando gravemente herida y falleciendo seguidamente, pese a las maniobras de reanimación realizadas.

La Hermandad de la Sangre de Cristo recogió el cadáver. JAIME GALINDO

 

En la escena del crimen ubica a tres de ellos Aivaras S.; Juan E. O. y Jesús J. M. sin especificar quién fue el que apretó el gatillo, a la vez que se destaca que los tres se dirigieron a la casa de Félix T. M. en María de Huerva antes de regresar a Cambrils.

Maria Marian murió de un tiro cuyo proyectil afectó al pulmón, al ventrículo izquierdo del corazón y al hígado, lo que le provocó una agónica muerte por shock hemorrágico.

Las detenciones por parte del Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón se produjeron días más tarde gracias al guante hallado en el lugar del crimen y al análisis de los teléfonos móviles de los ocho acusados. Se les geolocalizó hora a hora, minuto a minuto, localizando a los tres principales encausados en la casa de la fallecida cuando de normal estaban en Cambrils.

De todos destaca un nombre, el del lituano Aivaras S., a quien la Policía Científica identificó por dejar su ADN en el guante de látex y en el que hay dos partículas específicas de residuos de disparo. Una prueba que le llevó a confesar el crimen, si bien posteriormente pidió que se anulara su declaración porque considera que estuvo traducido por un ruso y no por alguien que conoce su idioma. Aseguró que ambas lenguas no tienen similitud alguna.

Una serie de dudas en las que las defensas, ejercidas por los abogados José Cabrejas, Armando Martínez Pérez, Francisco José García Berenguer, Juan Manuel Martín Calvente y Bernardo Palomares tratarán de usar en aras a que el jurado popular llegue a la idea de que pudieron estar ahí o estar implicados, pero que no hay determinación de quién lo hizo. Un crimen que recuerda a otros como los de la calle Moncasi (2007) y el de Falconetti (1996) que acabaron en absolución pese a las confesiones y huellas existentes