Caso Abierto - El Periódico de Aragón

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SUCESOS EN ARAGÓN

Las redes sociales sirvieron al secuestrador de un bebé en el monasterio de Piedra para localizar al menor

La Guardia Civil les arrestó en Parla junto a un amigo solo 24 horas después del rapto. La madre del niño de 13 meses y el autor de los hechos se habían separado en junio

Aparcamiento del monasterio de Piedra en el que tuvo lugar el secuestro parental.

La Guardia Civil resolvió en menos de 24 horas el secuestro parental de un bebé ocurrido en el aparcamiento del zaragozano Monasterio de Piedra, en la localidad de Nuévalos. Los autores del mismo fueron detenidos en un piso de la localidad madrileña de Parla. Se trata del padre y el abuelo del niño de 13 meses, así como un amigo de la familia. El menor fue localizado en perfecto estado y por la tarde se reencontró con su madre. Al parecer, el secuestrador pudo geolocalizar a su ex y al menor gracias a las redes sociales.

Los hechos que están siendo analizados por el instituto armado tuvieron lugar el pasado jueves sobre las 18.44 horas en el aparcamiento del conocido parque natural, tras una llamada de alerta al 112 SOS Aragón. Ocurrió cuando la mujer, de 28 años y natural de Ibiza, iba a abandonar el recinto. Por sorpresa se presentó un coche, salieron dos hombres y le arrebataron al bebé tras forcejear. De hecho, según pudo saber EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, el niño pudo haber sufrido algún tipo lesión en uno de sus minúsculos brazos ante la fuerza ejercida por los sospechosos para quitárselo a su madre. Ella, embarazada de seis meses, tuvo que ser asistida en un centro hospitalario por el ataque de ansiedad que sufrió.

Como responsables del secuestro o abducción, la mujer señaló al padre del menor y expareja de ella y al abuelo del niño, convirtiéndose en la principal línea de investigación de la Guardia Civil, que inició las labores para localizar el vehículo empleado por los sospechosos. No tuvieron dudas. Una amiga que acompañaba a la madre del pequeño, y que fue la que dio la voz de alarma, también grabó la escena con su móvil, convirtiéndose en la principal prueba de la autoría. El caso se enmarcó en ese mismo momento como un asunto de violencia machista.

Pero no solo tuvieron la identidad de los sospechosos, sino también la matrícula del vehículo así como la descripción del mismo, un Volkswagen Tuareg de color verde. Rápidamente dieron aviso a la Dirección General de Tráfico para analizar las cámaras de seguridad que tiene a lo largo de la red viaria para dar con el paradero de ese turismo.

En paralelo, el instituto armado puso en alerta a la Policía Nacional. El principal sospechoso, el padre del niño, identificado como D. P. G., de 28 años y de origen español, tenía su residencia en Loeches, al este de Madrid. Allí varias dotaciones policiales realizaron vigilancias por si llegaban a dicho domicilio.

En el piso de un amigo

Sin embargo, gracias a las indagaciones realizadas, los agentes de la Guardia Civil de Zaragoza en colaboración con sus compañeros de Madrid, dieron con que el bebé, su padre y el abuelo, identificado como G. P. G., de 67 años y de origen español. Estaba en casa de un amigo en el municipio de Parla, en el sur de Madrid. En concreto, en la calle Monte Tabor. Hasta allí se desplazaron agentes tanto de la Benemérita como del Cuerpo Nacional de Policía que realizaron una entrada y registro, encontrando al bebé y a los dos sospechosos.

Junto a ellos estaba el propietario de la vivienda, identificado como M. A. C. G., de 34 años y de origen español. Es amigo del padre del niño y los investigadores lo consideraron colaborador. Los tres adultos quedaron inmediatamente detenidos como supuestos autores de un delito de sustracción de menores, otro de lesiones graves y un tercero de pertenencia a grupo criminal por entender los agentes que los tres estaban unidos en el mismo fin. Pasaron la noche en el calabozo del puesto de la Guardia Civil en La Almunia, en Zaragoza. La investigación, dirigida por un juzgado de Calatayud, trata ahora de saber por qué D. P. G. decidió secuestrar a su propio hijo. Al parecer, según pudo saber este diario, ambos se habían separado el pasado mes de junio y, desde ese tiempo, él siempre le reprochaba que él quería verle y que ella no le dejaba.

La joven de 28 años estaba con unos familiares haciendo turismo en este singular emplazamiento zaragozano cuando ocurrió el rapto. El arrestado pudo enterarse de su ubicación por una publicación en las redes sociales por parte de la progenitora.

En España, este tipo de delitos se encuadran en el artículo 225 bis del Código Penal y se castiga con pena de dos a cuatro años de prisión al progenitor que cometiera secuestro parental. En 2018, otro rapto de similares características puso en jaque a la Policía Nacional que acabó resolviendo el caso. Un padre vecino de Zaragoza se llevó a su hijo y se escondió en Huelva. La pena se quedó en dos años de prisión, conmutados por ocho meses de trabajos en beneficio de la comunidad, así como dos años de privación de la patria potestad del menor y tres de alejamiento, tanto de este como de la madre.

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