SUCESOS EN ARAGÓN

La asesina confesa del compinche de El Lute dice en su quinta versión de los hechos que no le mató

Mari Carmen no dio más detalles después de asegurar que oyó "un disparo" en su casa | La acusada declaró en anteriores ocasiones que ella había asesinado a su marido Raimundo

Las dos acusadas en el banquillo de la Audiencia de Zaragoza

Las dos acusadas en el banquillo de la Audiencia de Zaragoza / ANDREEA VORNICU

María del Carmen Villa Fernández se enrocó este lunes en un rotundo «no» desde el banquillo de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Zaragoza, donde se sentó como presunta autora del asesinato de su marido Raimundo Medrano, alias El Quinqui Medrano, quien falleció al recibir un disparo mientras dormía en su habitación. Un asesinato que se cometió el 5 de enero de 2015 en Calatayud y que Mari Carmen ha llegado a confesar durante la instrucción del caso aunque ayer, en la que ha sido su quinta versión diferente de los hechos, reiteró su inocencia desde la primera pregunta formulada por la fiscala Mónica Vidal, en referencia a la autoría del crimen.

«Esta es la verdadera», espetó la acusada, a cuyas espaldas se sentó su hermana María Isabel, también procesada por este asesinato ya que, de acuerdo a las conclusiones provisionales, María Isabel habría ayudado a su hermana a quemar el cuerpo de Raimundo en el leñero de la vivienda. Ambas afrontan 26 y diez años de prisión, respectivamente, y habrá que esperar hasta el próximo lunes 23 de enero para conocer el veredicto que elaborarán los nueve miembros de un Jurado Popular que empezó a constituirse a las 09.00 horas y que quedó ratificado cuando pasaban unos pocos minutos de las 11.00 horas.

Mari Carmen, defendida por el penalista José María Pedregal, explicó ante la sala que la noche que precedió al crimen, la del 4 enero, recibió «una paliza» por parte de Raimundo, que había traído a su domicilio –situado en el número 37 de la calle San Roque– a «dos chicas rumanas». «Dormí en otra habitación y le di el desayuno», recordó la acusada, quien, al despertar al día siguiente, salió temprano de casa para hacer unos recados.

Según ella, fue al médico a por unas recetas; a la farmacia a por los medicamentos; a la panadería, y a la gasolinera «para coger gasolina porque había que cortar leña». Al regresar a su domicilio, continuó Mari Carmen, fue reprendida por su marido. «No me has cogido el teléfono. Siéntate aquí en la cama. A las putas de tus hijas les puedes decir lo que quieras, pero a tu hijo no», relató sobre las palabras con las que Raimundo se dirigió hacia ella. «Me pegó y me dijo ¡Te voy a pegar un tiro y te voy a matar!».

No obstante, Mari Carmen no quiso dar más detalles sobre lo que sucedió en los instantes siguientes, salvo asegurar haber escuchado «un disparo» y haber lavado posteriormente el cubrecolchón y la funda de las almohadas de la cama donde cayó el cuerpo de Raimundo. «Sí que lo escuché. Me quedé paralizada porque tenía miedo», señaló. Al respecto, la fiscala había iniciado la vista informando a los miembros del tribunal Popular que Mari Carmen, en su tercera versión de los hechos, había relatado «un suicidio» de Raimundo, aunque ayer ni lo confirmó ni lo desmintió pues se negó a dar más detalles.

Ante este nuevo relato, la representante del ministerio público preguntó a la acusada por qué había llamado «16 veces» a su hermana ese mismo 5 de enero, a lo que ella respondió con una desaparición de Raimundo y las siguientes palabras: «Para sentirme yo que sé... que no sé explicarlo. Jamás implicaría a mi familia. Nos tomamos una Coca Cola. Ella no subió a casa para nada porque lo tenía prohibido».

La versión de María Isabel, hermana de Mari Carmen

Un relato que fue corroborado minutos después por María Isabel, quien solo contestó a las preguntas formuladas por su abogado, Javier Reguera. «Me llamó mi hermana (Mari Carmen) diciéndome que su esposo había desaparecido», apuntó. Tras recibir esta llamada, se trasladó a eso de las 13.15 horas en taxi desde Peñalén, en Guadalajara, hasta la localidad bilbilitana, pero insistió en que ella «no» entró en ningún momento en el domicilio de su hermana.

De hecho, un vecino aseguró que el «humo muy blanco» procedente de la casa de Los Quinquis lo observó «a media mañana». «Pensaba que tenía que llamar a los bomberos para apagarlo», añadió. Según los hechos que se le imputan, Mari Carmen habría rociado el cuerpo de su marido con «una garrafa de 5 litros de gasolina». Una compra de combustible que uno de los trabajadores de esta gasolinera corroboró que se había hecho esa mañana, aunque añadió que Mari Carmen ya lo había intentado el día de antes. «No llevaba dinero para comprar el envase», describió.

Las dos hermanas se acercaron por la tarde a la Ferretería Floar, donde compraron 7 metros de plástico de invernadero, dos bolsas grandes de basura y dos rollos de cinta de embalaje. Mari Carmen alegó ante la fiscala que lo había hecho «para tapar mis tiestos».

"La sacó una persona y jamás se había utilizado contra nadie. Esa pistola era suya y por eso mentí a la Policía. Los quinquilleros no somos chivatos", declaró la acusada

La Fiscalía insistió en el arma homicida, una pistola semiautomática marca Astra que había sido adquirida hacía cinco meses. No obstante, Mari Carmen no dudó en asegurar que esta pistola era propiedad de Raimundo aunque nadie, salvo ellos dos y «gente que se iba de caza con él», sabían de su existencia. «La sacó una persona y jamás se había utilizado contra nadie. Esa pistola era suya y por eso mentí a la Policía. Los quinquilleros no somos chivatos», zanjó.

El juicio continúa este martes con la declaración de los hijos de Mari Carmen y efectivos de la Policía Nacional de Calatayud y la Policía Judicial de Madrid.

El Lute y El Quinqui Medrano, enemigos uno y dos del franquismo

Raimundo Medrano había sido la mano derecha de Euleterio Sánchez, alias El Lute, considerado el enemigo público número uno durante el franquismo tras haberse convertido en un delincuente habitual de pequeños hurtos. Nacido en el barrio de Pizarrales de Salamanca. fue el protagonista de un atraco de una joyería en Madrid en 1965, que se cobró la vida del vigilante de seguridad de este establecimiento y el robo de 120.000 pesetas. Por estos hechos, El Lute fue condenado a la pena de muerte, una sentencia que luego le fue conmutada por la cadena perpetua. No obstante, se intentó fugar en varias ocasiones como, por ejemplo, cuando en junio de 1966 se lanzó del tren en marcha que lo trasladaba desde el penal del Dueso en Santoña hasta Madrid. Esta huida duró once días en los que recorrió 170 kilómetros a pie con el brazo fracturado. También logró su cometido en enero de 1971, cuando logró huir de la cárcel de El Puerto de Santa María. Tras abrir un agujero en la pared, fue sorprendido cuando la cuerda con la que pretendía salvar los muros no pudo resistir su peso. Los disparos de la ametralladora no impidieron su huida y permaneció escondido en Sevilla. Volvió a ser capturado en junio de 1973.