Los gritos procedentes del segundo piso del número 33 de la calle Miguel de Ara, en pleno barrio zaragozano de El Gancho, y los restos de sangre en las escaleras alarmaron este pasado domingo a los vecinos de este edificio que llamaron a la Policía Nacional para dar cuenta de lo ocurrido. Se cumplieron todos los temores, en el interior de una vivienda se había producido una reyerta con armas blancas. Cuatro personas fueron detenidas y otras tres resultaron heridas graves.
Los hechos que está investigando el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón, que mantiene precintado el piso en el que ocurrió la pelea, ocurrieron sobre las 21.00 horas. Inicialmente se trasladaron hasta allí agentes de la Brigada de Seguridad Ciudadana que nada más entrar observaron que algún tipo de agresión había tenido lugar en el inmueble por los depósitos de sangre que había en el patio, las escaleras y la barandilla.
Con solo seguir las gotas dieron con el piso en el que, supuestamente, se habría producido algún tipo de hecho delictivo. En el interior del mismo, los policías hallaron a dos hombres con heridas importantes. A uno le habían apuñalado a la altura del riñón, mientras que otro tenía seccionados varios dedos de las manos.
Como no solo había sido avisado el 091, sino también el 112 SOS Aragón desde esta central de emergencias dieron aviso a sanitarios que realizaron una primera atención de los heridos y el posterior traslado al hospital, donde permanecen ingresados en estado grave, aunque sus vidas no corren peligro. Ambos fueron intervenidos quirúrgicamente.
En la vivienda solo había dos hombres, pero la sangre de las escaleras hizo pensar a los agentes que ahí había más personas implicadas que habían conseguido irse.
No pudieron irse muy lejos, pues las heridas que el resto de implicados presentaban les obligó a pasar por el hospital. Primero fueron a una clínica privada de la capital aragonesa en la que ni llegaron a registrarse, pues los 150 euros solo de asistencia les debió de echar para atrás. Ante ello, los cuatro jóvenes decidieron personarse en el hospital universitario Miguel Servet de Zaragoza, donde uno de ellos acabó también ingresado. Fue el propio personal del centro hospitalario el que dio aviso al Cuerpo Nacional de Policía que se personó en el centro hospitalario y procedió a la detención de cuatro sospechosos por los delitos de tentativa de homicidio y lesiones graves.
Ahora el asunto está en manos de los investigadores de Homicidios que tendrán que dilucidar si esta agresión responde a una cuestión de ajuste de cuentas por drogas, un vuelco (que en el argot delincuencial es el robo violento de estupefacientes) o a qué se debe.
En la calle en la que ocurrieron estos hechos el Ayuntamiento de Zaragoza tiene instaladas, dentro del plan de videovigilancia de Pignatelli-Zamoray, una serie de cámaras que controlan los accesos de esta vía. Unas imágenes que también permitirá a los agentes saber cuántas personas accedieron y cuánto tiempo estuvieron en el interior del domicilio.