SUCESOS EN ARAGÓN

La cárcel de Zuera no tenía médico cuando la paliza que casi le cuesta la vida al parricida de La Almozara

Fue una enfermera la que le asistió hasta la llegada de la ambulancia del 061 que tuvo que desplazarse desde Zaragoza

El parricida de La Almozara tras escuchar el veredicto de criminalidad.

El parricida de La Almozara tras escuchar el veredicto de criminalidad. / ANDREEA VORNICU

El centro penitenciario de Zuera no tenía médico en el momento en el que el parricida de La Almozara sufrió una brutal paliza por parte de otro preso que casi lo mata. Fue una enfermera la que le asistió hasta la llegada de la ambulancia del 061 que tuvo que desplazarse desde Zaragoza, recorriendo más de 45 kilómetros lo que se traduce en unos 40 minutos de ida y otros tantos de vuelta. 

La víctima, Héctor López Ferrer, «estable dentro de la gravedad», aunque siguen pendientes de su evolución, ya que está ingresado en la unidad de cuidados intensivos (uci) del hospital Clínico Lozano Blesa de Zaragoza. Las heridas sufridas por los múltiples golpes que recibió de su compañero de celda son importantes, ya que le dejó la mandíbula totalmente destrozada y le provocó un traumatismo craneoencefálico severo del que sigue intentando recuperarse. No hace ni un mes que el parricida de La Almozara, con 42 años, veía cómo se le aplicaba la tercera condena en Aragón a prisión permanente revisable en los ocho años que lleva implantada en España.

La brutal agresión se produjo tras un altercado previo en el que Héctor López se habría encarado con su compañero de celda porque este último, supuestamente, habría golpeado a otro preso y el parricida de La Almozara salió en su defensa. Este podría ser el motivo que provocó la paliza posterior en el interior de una de las celdas del módulo de Enfermería, en la que habitualmente hay cuatro presos.

El escenario que se encontraron los funcionarios de prisiones era dantesco, con la cama llena de sangre y el agredido teniendo que ser evacuado de urgencia para llevarle al hospital. El agresor, por su parte, cumplía las funciones de ser 'la sombra' del parricida de La Almozara. Es lo que, en el lenguaje penitenciario, se conoce como a la persona designada para vigilar a un preso que se encuentra en un programa de prevención de suicidios, en el que se encontraba Héctor López.

Asesinó a su padre y lo intentó con su madre

El 21 de febrero fue condenado, solo una semana después de que el jurado popular le considerara culpable y destacara la alevosía y ensañamiento con la que actuó contra sus padres. Sobre todo en el caso del fallecido, una persona, según el juez, «especialmente desvalida y vulnerable» de la que se aprovechó su hijo para matarlo mientras veían un partido de fútbol y su madre dormía en la habitación. En total le apuñaló hasta en 56 ocasiones.

Ella se despertó, fue hacia el salón y al verle su hijo fue hacia ella. La acuchiló, aunque la sangre en el suelo hizo que el criminal se resbalara y ella pudiera salir huyendo por la puerta.

Tras el crimen, Héctor López Ferrer se marchó a la ducha a quitarse la sangre. Cuando llegó la Brigada de Seguridad Ciudadana de la Jefatura Superior de Policía de Aragón el joven se estaba vistiendo y que empezó a contarles, de manera espontánea, lo que había pasado.