SUCESOS EN ARAGÓN

Afronta cinco años de cárcel por abusar de su hijastra y llamarle "zorra" por su forma de vestir

El acusado también le tocó sus senos y se masturbó "al lado" de su cama mientras dormía

El acusado, en la Audiencia Provincial de Zaragoza, ayer.

El acusado, en la Audiencia Provincial de Zaragoza, ayer. / ANDREEA VORNICU

Los niños son por norma general los peores parados de las rupturas matrimoniales de sus padres, más aún cuando uno de los progenitores decide rehacer su vida iniciando una nueva relación sentimental. A medida que cumplen años terminan por normalizar esta situación, aunque esto último fue imposible para una niña de once años, ya que la nueva pareja de su madre supuestamente le llamó «puta» y «zorra» por su forma de vestir, le tocó sus pechos y se inmiscuyó en su intimidad preguntándole «si había follado» con su novio y «lo que hacía con él».

Por estos hechos, José Javier V. fue juzgado ayer ante la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Zaragoza, acusado de un delito de corrupción de menores por el que afronta cinco años de cárcel y una orden de alejamiento de seis años sobre la víctima. Esta es la pena que solicita la Fiscalía y la acusación particular, ejercida por el letrado Javier Navarro.

La joven, que próximamente cumplirá 17 años, recordó ayer en la sala una serie de episodios protagonizados por el acusado desde enero de 2017 hasta el año pasado.

A los hechos anteriormente descritos, la joven añadió que el que el enjuiciado le ofreció un vibrador para masturbarse y le dejaba su Ipad con «contenido pornográfico abierto». Incluso un día le pilló masturbándose «al lado» de su cama mientras ella dormía. «Cuando me estaba duchando, me decía que mis tetas eran muy pequeñas y que le hacían gracia. También que mi madre no quería practicar ciertas cosas sexuales con él y me decía posturas que él hacía en la cama con anteriores parejas», declaró.

La menor había guardado silencio durante todo este tiempo hasta que el año pasado, durante una sesión con su psicóloga, terminó confesándolo. Al respecto, esta profesional señaló que a la vuelta de las vacaciones de Navidad, en enero de 2022, encontró a la joven «muy mal y disparada a nivel de ansiedad», por lo que «saltaron las alarmas». Fue en ese momento cuando le encomendó la tarea de enumerar sus diez peores experiencias a lo largo de su vida, entre las que luego figuró las «referencias a sus tetitas». Ya en una sesión grupal, la víctima «verbalizó todo lo que sucedió».

Este relato también le fue transmitido a la perito forense, Lidia Torrecilla, que fue la encargada de examinarla cuando estos hechos fueron puestos en manos de la Justicia. Torrecilla explicó que la víctima le ofreció «un relato libre muy extenso» de modo que «todo lo que expone cumple criterios para ser considerado como un relato creíble».