Espigados y de color rosado. Así son los flamencos que se instalan estos días en la laguna de Gallocanta, en la comarca del Campo de Daroca, y que han elegido este parque natural para comenzar con su periodo de cría. "Han estado aquí, moviéndose por diferentes puntos de la reserva natural y ahora en una zona restringida, una isleta que tiene la propia laguna, parece que han encontrado idónea para empezar la cría", señala Carmina Franco, guía y educadora en la reserva natural.

No son aves que hayan llegado este verano, sino que habitan las tierras aragonesas desde la primavera pasada, según informa Franco, que acostumbra a observar y enseñar la variedad ornitológica todos los días. "La laguna recuperó mucho el nivel de agua el año pasado y estos animales llegaron aquí en números pequeños y fueron creciendo durante la primavera", añade la responsable de las guías turísticas. En un principio, se creyó que la parada sería "circunstancial" y al final "se han quedado". En estos momentos se cree que hay unos 40 flamencos viviendo en la reserva natural de Gallocanta.

La nieve no es amiga de estos animales, y durante el temporal de Filomena decidieron marcharse. Como era lógico, en esa comarca y en todo Aragón cayó una gran cantidad de nieve que imposibilitó su hábitat. "Se fueron en los meses de Filomena pero enseguida regresaron", comenta Carmina Franco. En este sentido, los últimos meses han sido de gran ayuda para que los animales se quedasen en el Campo de Daroca a causa de la climatología, que ha permitido que la lagua tuviese "una buena inundación". Eso ha favorecido "que haya disminuido el nivel de salinidad y que se haya regenerado la vida subacuática", por lo que estos animales pueden encontrar "buen alimento".

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Flamencos en la Laguna de Gallocanta SERVICIO ESPECIAL

En estos momentos de periodo estival son, precisamente, las especies de esta época las que frecuentan sus notables dimensiones. Y es que la laguna de Gallocanta cuenta con siete kilómetros y medio de longitud y una anchura de dos kilómetros y medio. "Tenemos muchas aves acuáticas, cigüeñuelas, aguacetas, patos de diversas especies, aves estivales que muchas de ellas regresaran a África al final del otoño y entonces regresarán las grullas, que son invernantes", apunta esta educadora y guía en el parque. "Estamos ante un enclave muy importante por la presencia de la avutarda que está en peligro de extinción", asevera. Cada otoño, hasta comenzar la primavera, llegan por miles en ordenadas formaciones, habiendo llegado a contabilizarse hasta 60.000 ejemplares.

La afluencia al parque sigue siendo una de las cuentas pendientes. El turismo aragonés está en pleno proceso de reactivación y poco a poco irán llegando los turistas. Hasta ahora, las restricciones de movilidad y sanitarias lo han limitado todo. "La afluencia se notó muchísimo el año pasado, y este año se ha recuperado un poco pero no igual que hace tres años. Estamos al 50% de la actividad", lamenta Miguel Ángel Pueyo, responsable del silo ubicado en la laguna de Gallocanta.