El pleno municipal de Castiliscar ha aprobado la designación del edificio municipal donde están las Escuelas con el nombre de Maestra Cándida Antonia Bueno Iso, fusilada en Farasdués el 16 de septiembre de 1936, a los 23 años, cuando era maestra de este pueblo cincovillés.

El presidente de Aragón, Javier Lambán, se sumó este fin de semana al homenaje rendido a la docente ejecutada hace 86 años, descubriendo una placa con su nombre que ahora llevará el edificio escolar en el que dio clases, una de las escuelas rurales que siguen abiertas, con tan solo seis alumnos.

Lambán lamentó que, entre todas las injusticias cometidas durante la contienda nacional, muchas de ellas no tuvieran más justificación que cargar contra los maestros, a quienes el bando nacional consideraba especialmente peligrosos como transmisores de valores que no solían suponer más que fomentar marcos de igualdad y formar personas con capacidad crítica, aplicando proyectos pedagógicos y metodológicos innovadores. La cifra de maestros asesinados en la provincia de Zaragoza asciende a 29.

La irracionalidad de la guerra civil suele arrojar múltiples historias de crímenes horrendos cometidos y justificados sobre falsedades. Es el caso de Cándida, perteneciente a una familia propietaria agraria de clase media, que apoyaba la Ley de Reforma Agraria del Gobierno Republicano. Una mujer creyente y practicante, que sentía gran devoción por la Virgen del Pilar.

Su detención y asesinato causó una gran conmoción en Castiliscar y la comarca. La gente decía que a la maestra, joven y guapa, la habían matado tras ser acusada falsamente de haber mandado quitar los crucifijos en las escuelas.

Momento en el que se descubre la placa con el, nombre de Cándida. DGA

Sin embargo, según testimonios recogidos por el historiador José Antonio Remón Aísa, cuando la sacaron de la cárcel de Ejea y la conducían al camión que le iba a llevar a su trágico destino, salió invocando entre gritos a la Virgen.

Cándida fue detenida por la fuerza pública sublevada en Castiliscar y llevada posteriormente, junto con su hermano Manuel, a la cárcel de Ejea de los Caballeros el 4 de septiembre de 1936. El día 16 los trasladaron hasta el lugar conocido como la Piedra de Canto. Allí fueron fusilados y sus cuerpos trasladados a una fosa del cementerio de esta localidad. Aún no se han encontrado sus restos.

Según testimonios orales, durante su cautiverio en la cárcel ejeana, Cándida sufrió reiterados abusos sexuales, que se prolongaron hasta los momentos previos a su fusilamiento, cuando fue violada por tres de sus verdugos en el lugar del crimen.

A Cándida, como a otras muchísimas personas, no se le incoó ningún expediente. No tuvo defensa. En la carta que pocas horas antes de ser fusilada escribió a sus familiares, junto a su hermano Manolo, hasta tres veces nombra a Dios y aconseja a los suyos tener paciencia, dando muestras de confianza en la justicia. "No os preocupéis que, en esta ocasión, como en todas, son culpados los malhechores, pero jamás los inocentes", reza la misiva.

Lambán volvió a reivindicar que los poderes públicos promuevan los principios de justicia, verdad y reparación como un compromiso ético "ineludible", pero hecho sobre la verdad histórica.

A su juicio, es necesario cerrar heridas definitivamente en un país que no puede mantener actualmente esta confrontación entre las dos Españas, incluso polarizando posiciones casi cien años después de la contienda y la posterior dictadura de Franco. Para ello, sostiene, "deben realizarse todos los actos de recuerdo y reconocimiento a todos aquellos que después de su asesinato han sido desterrados al olvido".