Fiestas de San Lorenzo

Cristina e Ibón: las primeras danzantes oscenses

Cristina e Ibón rompen con el mito de que las mujeres no pueden formar parte de la tradición

Ibón y Cristina, las primeras danzantes mujeres de Huesca.

Ibón y Cristina, las primeras danzantes mujeres de Huesca. / Danzantes de Huesca

Judit Macarro

Judit Macarro

Zaragoza

Desde hace más de cien años generaciones y generaciones de danzantes han heredado la responsabilidad de adorar a su santo mediante canciones y bailes folklóricos durante las fiestas de San Lorenzo. Tradicionalmente, cuando un danzante colgaba la sotana, pasaba a un hijo o sobrino para mantener la costumbre entre la familia. Hasta este año, esta responsabilidad laurentina nunca había recaído sobre una mujer.

Cristina (de 42 años) e Ibón (de 20) han cambiado la historia demostrando que esta tradición no es algo exclusivo de los hombres. Cristina asegura que "desde la asociación hace mucho que querían tener a mujeres en las filas, pero no se había dado el caso", además, "en los estatutos no se diferencia entre hombres y mujeres", por lo que cuando hace tres años su padre anunció que se retiraba "no me lo pensé y dije que sí".

Ambas mujeres aseguran que la noticia ha sido recibida en Huesca "con mucha alegría", porque "nos paran por la calle y nos dan la enhorabuena por este paso", señala Ibón. Una llegada de las mujeres "con mucha normalidad", explica Cristina que celebra que "la asociación nos han recibido con muchas ganas. Para ellos somos una más".

Para ellas, el representar a sus familias es algo "muy emocionante y bonito. Estamos muy nerviosas, pero sobre todo felices", asegura Cristina.

Ibón durante el ensayo final antes de San Lorenzo.

Ibón durante el ensayo final antes de San Lorenzo. / JAVIER BLASCO

Las dos forman parte de la quinta generación de sus familia y ambas seguirán también con los colores que han llevado durante años su linaje: Cristina el azul en honor a la familia Chacón e Ibón llevará las cintas rojas, como lo han hecho siempre los Fortico.

Al contrario que Cristina, para Ibón, el entrar en las filas de los danzantes nunca había formado parte de sus planes. "Hace unos meses mi tío dijo que se quería retirar y me preguntó si quería seguir yo", explica la joven, que hasta que llegó la hora de la verdad no se decidió. "Mi madre me preguntaba cada fin de semana al volver de Zaragoza, lo iba como dejando pasar porque aún quedaba mucho, pero ahora... solo queda un día", exclama.

Con los bailes más que aprendidos y ensayados desde principios de abril, estas danzantes están preparadas para adorar a San Lorenzo durante estas fiestas. "Desde pequeña he ido el día de San Lorenzo, el 11 y el 15 con mis padres a ver a mi tío", cuenta Ibón que, ahora, será ella la protagonista de las miradas de su familia. A Cristina le irá a ver su hija de tres años, que igual en un futuro sigue los pasos de su madre.

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