Desde ayer, el Museo del Prado expone en las salas dedicadas a Goya el óleo La riña en el mesón del gallo , que el pintor aragonés realizó como boceto preparatorio o borrón de su cartón para tapiz titulado La riña en la venta nueva .

Esta obra, considerada de gran importancia para el conocimiento de la técnica y del modo de hacer de Goya, y único boceto de las series realizadas por él en esa época (1777) que se conserva, ha llegado a la colección de la pinacoteca como resultado de una dación al Estado, en pago de impuestos, de Cajamadrid.

Presentado por el director del museo, Miguel Zugaza, y por la conservadora jefa de pintura del siglo XVIII del museo, Manuela Mena, el cuadro puede contemplarse ahora junto al cartón de tapices a que dio lugar.

La riña en la venta nueva está fechada en agosto de 1777 y la realización de su borrón , como se lo llamaba entonces, se cree que se produjo unos meses antes.

Los artistas que trabajaban para la Real Fabrica de Tapices de Santa Bárbara debían hacer estos trabajos previos para que el rey Carlos III los aprobara, por lo que solían estar muy acabados, aunque al mismo tiempo mantenían toda la frescura de la invención del autor, explicó ayer Manuela Mena.

"Un creador como Goya tenía por fuerza que variar desde la primera idea del borrón hasta el cartón, y comparar uno y otro nos permite seguir el hilo de la historia y ver los ajustes que hizo", añadió la conservadora, para quien, con la escena descrita en ambos cuadros, Goya viene a contar una fábula moral sobre la violencia del hombre sobre el hombre.

Transcurre en el exterior de una venta, donde unos arrieros y otros viajeros han entablado una pelea por el juego de los naipes, y, como símbolos de la borrachera, de la codicia y de la riña desencadenada, el pintor plasma sobre una mesa el rey de copas, el rey de oros y el tres de bastos.

Principal cambio de todos los introducidos es el del nombre del local, que "de Mesón del Gallo, que indica ya pelea, pasa al de Venta nueva, aunque se trate de una venta pobre y desconchada".

Los perros que aparecen en primer término y en el centro de La riña en la venta nueva --que forma parte de las colecciones del Prado desde 1870-- no estaban en el boceto, y cambian también la disposición y envergadura de los árboles.

Una vez cumplida su función, el borrón era devuelto a su autor, que lo solía regalar o vender. Este perteneció durante buena parte del siglo XIX a Charles Iriarte --descendiente del fabulista español y autor de la primera monografía importante sobre Goya-- y pasó después a otras colecciones privadas europeas.

Figuró ya, en préstamo, en la exposición sobre El Capricho y la Invención realizada por el Museo del Prado; era, por tanto, bien conocido por los expertos de la pinacoteca y, por su adquisición en una galería suiza, Cajamadrid pagó 4 millones de euros (unos 700 millones de pesetas).