El pintor zaragozano José Manuel Broto vuelve a Zaragoza Gráfica diez años después. Y con el vienen sus litografías y grabados, que son un soplo de aire cálido y luminoso en el frío invierno de la capital aragonesa. Esta sala, que dirige Pepe Navarro, y que cumple una década, acoge desde ayer, y hasta el próximo 31 de enero, una selección de la obra gráfica de Broto, que vive en París desde hace dieciséis años.

En concreto, Zaragoza Gráfica presenta cuatro grabados en gran formato de la serie Los vientos , realizados en 1995; tres litografías bajo el título Jazz Trinidad de 1998; cinco grabados S.T. de 1999; y tres litografías llamadas Sistema , el último trabajo del pintor, realizado en este mismo año. Si bien la serie Los vientos parece reflejar una belleza más serena, que profundiza en los tonos tierra (fueron realizados en Lanzarote, según explicó Broto), los últimos trabajos revelan dinamismo, viveza y optimismo en el campo de la abstracción: una vuelta al color.

"Me gusta mucho el color --comentó el autor minutos antes de la inauguración de esta muestra-- Me siento a gusto trabajando con todos los colores: rojo, verde, etc". Broto disfruta asimismo realizando litografías y grabados: "Para mí tiene un gran atractivo, algo especial; es una actividad que requiere tener un proyecto, saber cómo se va a llevar a cabo y, después, ponerte de acuerdo con un técnico que te dice cómo se tiene que hacer. Es casi alquimia, tiene un componente misterioso, por lo que resulta muy seductor".

El pintor comentó que de esa necesidad de trabajar en equipo surgen a veces buenas amistades: "Se establece una relación de complicidad. Yo trabajo siempre con un técnico americano en París, y en Mallorca --el artista tiene allí un estudio donde trabaja cuando no está en la capital francesa-- siempre con el mismo taller. Para realizar la serie Los vientos porque allí estaba el taller que quería".

ANIVERSARIO José Manuel Broto inauguró en 1992 esta sala en la que Pepe Navarro se dedica exclusivamente a las litografías y grabados. "Creo que esta es una buena decisión --comentó el pintor-- porque la gente que se especializa en un sólo tema profundiza más en ello y resulta más eficaz". Navarro, por su parte, eligió su profesión a los 14 años, si bien no se dedicó a ello hasta tiempo después, tras pasar por la rotativa de un periódico y la aventura de montar su propia imprenta: "Me encanta trabajar con pintores, son gente fuera de lo normal".

El pintor también reflexionó sobre el proyecto del Museo de Arte Contemporáneo en Huesca, una sala que acogerá la obra y la colección de José Béulas, y otras adquisiciones del Gobierno de Aragón. "Creo que es una buena idea, y Zaragoza también debería tener uno, como todas las ciudades que más o menos tienen la misma población, como Bilbao o Valencia, que se mueven más. Aquí existe una especie de fatalismo". ¿Y que hay del gran mural que realizó para la Expo 92 y que ahora se encuentra en la sede del Gobierno de Aragón, embalado en cajas? "Desconozco si van a hacer algo con él, aunque me gustaría que estuviera en algún sitio y se pudiera ver".