Hace cinco años, 122 estados firmaron en Otawa la Convención sobre Prohibición, Uso, Almacenaje, Producción y Comercialización de Minas Antipersona y su Destrucción. Desde esa fecha, se ha reducido de 55 a 14 el número de países productores; de 26.000 a unas 15.000 víctimas... Sin embargo, a pesar de ese avance, durante los años 2000 y 2001, las decenas de millones de minas que siguen enterradas en el mundo causaron nuevas muertes y mutilaciones en 73 países.

El fotógrafo y periodista aragonés Gervasio Sánchez publicó en 1997 Vidas Minadas (ed. Blume, con la colaboración de Médicos Sin Fronteras e Intermón . Ayer, presentó en la Fnac Cinco años después. Vidas Minadas , en el que retrata cómo es hoy la vida de cuatro de los protagonistas de su primer libro: el bosnio Adis Smajic, el camboyano Sokheum Man, la mozambiqueña Sofía Elface y la afgana Wahida Abed. Los dos primeros fueron mutilados a los 13 años y ahora cuentan con 20; las dos siguientes, con 10 --actualmente 20 y 23, respectivamente--.

Gervasio Sánchez considera que Cinco años después... es "un libro contra el olvido", ya que muchos de los países firmantes de "aquella campaña se han olvidado". Y pone un ejemplo, España ha dedicado una media de "700.000 euros al año, mientras que las ONGs le exigen una media de "seis millones de euros anuales destinados al desminado y asistencia de las víctimas, lo que representaría tan sólo el 1,6% de las ventas españolas anuales de armas".

Y este libro viene a recordar esas historias, historias de jóvenes que "se enfrentan a la dureza de sus vidas". Pero también quiere mandar un mensaje positivo: "Mostrar la capacidad de los seres humanos de enfrentarse a las peores situaciones". Por ejemplo, el futuro del camboyano Sokheum Man era, con dos piernas, el de "ser un campesino pobre". Ahora, sin embargo, es un gran activista de la campaña internacional y participa en conferencias de todo el mundo; Sofía, pese a tener amputadas las extremidades inferiores, cuida de su hijo y acude a una escuela todos los días; Wahida ha sobrevivido a la intransigencia del régimen talibán; y Adis Smajic, que ha sufrido numerosas operaciones --algunas en la clínica Quirón de Zaragoza--, está apunto de acabar sus estudios secundarios en Sarajevo. Todos ellos son "héroes anónimos" para los que existe una segunda oportunidad.