En el siglo VIII, Aragón, como unidad propiamente dicha, todavía no existe. Será en el territorio de los iacetanos, en el alto valle del río Aragón, donde se gestará el embrión de un estado nuevo. Desde este siglo hasta el X, el predominio islámico en el valle del Ebro fue total, mientras que, en las tierras altas, los cristianos sólo pudieron comenzar a poner los cimientos de Aragón con la ayuda externa de los francos.

Surgen así tres dinastías condales: Aragón, Sobrarbe y Ribagorza, que, tras caer en la órbita del reino de Pamplona, recuperan su independencia en el siglo XI. Es a partir de este momento cuando los monasterios comienzan a desempeñar la función fundamental de la ordenación del territorio y Aragón se convierte en reino, bajo el mandato de Ramiro I. Esta es la historia que recoge el segundo ámbito de Territorium , Aragón, de condado a corona .

EL PODER DE LA CATEDRA

Uno de los símbolos fundamentales del nuevo poder es la cátedra, una denominación que posee el mismo significado que catedral o catredralicio. La palabra cátedra en griego significa asiento . Y desde la Antigüedad se sienta quien posee la autoridad y el rango necesarios, así que una de las características de esta categoría es el empleo de una silla o cátedra. En la excatedral de Roda de Isábena (Huesca) se conserva uno de los ejemplares más preciosos y antiguos de toda Europa (siglo XII), la silla del obispo, llamada de San Ramón --imagen de la izquierda, que se puede contemplar en Territorium --. El obispo dicta excátedra los documentos para el ejercicio de su pontificado.

Por otro lado, los moros de paz o mudéjares --musulmanes a los que se ha permitido permanecer entre los cristianos conservando su religión y costumbres-- fueron uno de los más preciosos patrimonios del rey de Aragón. Destacaron en la agricultura y la construcción. En Molina de Aragón (actualmente provincia de Guadalajara), fueron yesaires mudéjares los que llevaron a cabo la decoración de arabescos de la sinagoga judía, todo un ejemplo de aculturación.

Prueba del poder eclesiástico en los comienzos de Aragón son las numerosas obras de arte que reflejan el pensamiento de la época. Así, el niño Jesús de la Adoración de los Magos , del retablo mayor de La Seo de Zaragoza, muestra una moneda de oro ofrecida por los Magos. Se trata de una perfecta unión simbólica de los dos máximos poderes territoriales: el real --simbolizado en la moneda acuñada por el rey de Aragón-- y divino, para el que sirve de alegoría el retablo y la catedral entera, sede del arzobispo. Ante esta imagen se coronaron y juraron los fueros los reyes aragoneses.

Estos son también protagonistas del arte. Un ejemplo claro de la visión que se quiere dar del monarca la da la obra del valenciano Juan de Juanes, que pintó un retrato ideal de Alfonso V el Magnánimo un siglo después de la muerte de éste. Se presenta al rey en su doble faceta de guerrero, ya que este monarca afianzó por todo el Mediterráneo la Corona de Aragón, y de humanista, amante de las letras. Esta aspecto se representa en la pintura con el códice abierto sobre el que descansa la corona que, a su vez, también decora los brocados de la cortina.