No se puede decir que la Academia no recordase el caso que mantiene a Roman Polanski alejado de Estados Unidos: la acusación de abuso sexual a una menor de 13 años, que el director aceptó para evitar otros cinco cargos --entre ellos el de violación--. Huyó del país en 1977 sin comparecer en un juicio por el que podrían haberle caído hasta 50 años de cárcel. La historia volvió a airearla en los medios la propia víctima, Samantha Geimer, hoy madre de familia de 38 años. Geimer escribió en febrero un artículo en Los Angeles Times defendiendo El pianista e hizo un tour televisivo exhumando los detalles escabrosos. Dicen las malas lenguas que tras esta reaparición estaba el todopoderoso Harvey Weinstein, productor de Chicago, en un intento de que el filme de Polanski se fuera de vacío. No lo logró.