Se cumplía ayer el 257 aniversario del nacimiento de Goya, un número sin el redondeo de las efemérides, abstracto, y los miembros del consorcio Goya-Fuendetodos: el ayuntamiento de este pueblo y la Diputación de Zaragoza, unidos desde hace once años decidieron celebrar su décimo aniversario con una fiesta por todo lo alto e inaugurar un museo del grabado instalado en dos calles diferentes.

La fiesta tenía todos los ingredientes del capricho o del disparate. La ausencia de la clase política, trasladada a Graus para asistir al funeral por el padre del presidente aragonés, Marcelino Iglesias, dejó el programa suelto, sin ajustados protocolos de visitas y firmas oficiales, al albur de una mañana que salió radiante.

A la plaza de Goya fue afluyendo gente que traía de sus casas unas pegatinas goyescas sobre los desastres de la guerra en las que ponía ¿Otra vez? ¡NO! ; la explanada, abajo, se llenó de coches y ante la casa natal y la sala Zuloaga contigua departían animados y en corros los artistas.

Llegó Broto, algo esquivo y huidizo, como es él, pero con ese enganche directo de los cables con el punto más despierto del cerebro: "¿Que si los artistas aragoneses tenemos rasgos de origen? No sé. Habría que hacer estadísticas". Y, tras el gag, miraba los grabados inquieto como un pájaro pequeño: Allí estaban Jesús Pastor Inflexiones, reflexiones y disoluciones ; Santiago Serrano Llámame cuando llegues ; Carmen Sevilla Contraluz de un árbol . Todas las obras donadas al pueblo por los 50 profesores de los cursos de grabado. Explicaba Broto cómo se pone la misma energía en uno de esos trabajos gráficos que en los lienzos destinados a ser únicos.

En la plaza, bajo un sol que la acometía como un serrucho, braceando entre unas nubes gordas, magrittianas, estaban los artistas: Carlos Barboza, grabador, restaurador de obras de Goya y fundador del taller de grabado, Pascual Blanco, Ricardo Calero, Mariano Castillo, Enrique Larroy, Pepe Cerdá, José Luis Cano, Teresa Grasa, Antonio Postigo, Fernando Navarro, Maite Ubide, José Luis Lasala...

El alcalde de Fuendetodos, Joaquín Gimeno, con una sonrisa de once años, se movía ayer entre pintores y ciudadanos con la soltura de un florentino del quattrocento. Sobre la fachada cruda de mampostería, una lápida blanca con volutas: En esta humilde casa... , como un villancico de los años 20. Y toda la gente, unos 400 comenzó a subir por la calle hasta el museo del grabado para ver el resto de la colección. Más artistas: Iñaki, Pepe Navarro, Rábago El Roto . La pintora Pilar Tena explicaba que fue concejala en Fuendetodos y que se casó en aquella iglesia. Paco Simón descubrió con su cámara fotográfica la ventana de un altillo en la que sólo los gatos hubieran reparado.

Y por si aquello no fuera ya la fiesta, se recogieron todos en un pabellón-cochera engalanado. Plácido Serrano recordó anteriores cumpleaños de Goya: Cuando Paco Ibáñez invitó a Labordeta a cantar con él A galopar , de Alberti. O cuando fue Aute el pregonero con Aquella Quinta del Sordo . Ayer actuaba Baluarte Aragonés, y abrió el programa con Goyescas , de Granados.

Y dieron el estrado y la palabra a Broto, quien, mientras desplegaba, nervioso, unos papeles que llevaba en el bolsillo, dijo mirando fijamente al público: "Van a comprobar inmediatamente que no soy un orador".